Jaque mate

Lo más triste de las despedidas es que da igual cuánto queramos retrasarlas, es el final no escrito de la vida. Y más vale aceptarlo, más vale hacerse a la idea desde el principio de la novela. Lo más triste de las despedidas es cuando decides llevar tú la iniciativa, cuando te das cuenta de que la nostalgia sólo pesa mientras la cargues sobre tu espalda.
Porque lo efímero es vivir de ilusiones, la ilusión de que esa cosa se va a volver a producir. Que no hay nada que te deje con ganas para siempre, y que solo te quede el recuerdo.

Fin. Mayo de 2012.

Cumpleaños feliz.

/ 13 de mayo de 2012 /

Ni jaque mate. 
Ni alfiles.
Ni reinas, ni reyes.
Se acabó la partida porque dejo la partida. Me he cansado de balanzas que siempre tiran hacia perdonarte o mirar tus cosas buenas. En realidad, de lo que me he cansado es de tener que vivir contigo en una balanza continua, cuando ni si quiera tendría que plantearme hacerlo.

Cumpleaños feliz.

The Hellcat Splanged Shalala

/ 7 de mayo de 2012 /

No me gusta pensar en mil cosas antes que atender en clase. No me gusta fijarme, no fijarme, enfadarme. Frustrarme. Odio que no me mires y luego vengas pidiendo disculpas inexistentes, ya que no sé por qué debería perdonarte si aún no me has dañado. Preferiría decir "Bien, actuemos como desconocidos" y aún así, estúpida. Correspondo las sonrisas de cualquier vagabundo, pagando por el silencio.
Y ahora odio que las prefieras a ella antes, que prefieras sus tonterías y prefieras su diálogo y te rías y seas todo lo que yo quería y no eras conmigo. Y ahora no sé si es ésto cierto, si me vuelvo a pasar, si me vuelvo a perder entre la misma puta maraña de pensamientos infectados. Desprendes veneno y casi que estoy incluso dispuesta a beberlo. Y también me enciendes cuando sacas tu orgullo y siento que nada de partidas, que nunca hubo partida. No me siento. Y te odio y coordino y dejo la yuxtaposición porque no basta para tanta rabia.
Y eres aún peor cuando vuelves de improvisto. Y no sé si eres tú o eres el, o si es que sois los dos a la vez.
Disto de cumplir expectativas. 

19. Jam.

/ 26 de abril de 2012 /

No sé si es que te echo de menos. En ocasiones me lo planteo, me viene la idea a la mente e intento reflexionar, intento hacer balanza y crítica. Elegir. Por una puta vez. Pero, para cuando creo que he visto brillar esa chispa... Te tengo de frente. Y ni me apetece hablarte, ni sonreirte. Sólo observar, en silencio. Meditando si la culpa es acaso mía, o el tiempo desenmascara lo inevitable. Nada es para siempre. Y nadie, repito, nadie muere por amor.
No sé hablar de otra cosa que no sea dolor, pero conozco lo suficiente lo que viene tras él como para permitirme el lujo de no escribir, darme tiempo, reflexionar. Y cambiar de tema.

No sé, no sé nada. Nada se sabe hasta ahora.

Caroline says

/ 23 de abril de 2012 /

Pudiera describir tantas cosas que se me escapaban hace meses a mis predicciones, de ésas que creas cuando buscas respuestas a preguntas que tú misma te formulas. Pudiera rectificar ahora alguna de esas divagaciones, alguna de las desilusiones y tantas cosas que tergiversaba. 
Encontrar el jaque definitivo como objetivo no desaparece del horizonte. Una vez se manifiesta, se esconde entre los propósitos más oscuros de mi alma. Y existe método, existe medio y tan sólo faltan condiciones. En ocasiones te preguntas si es que te has degenerado tanto como para odiar de aquella manera. O es que, en realidad, la importancia se disipó como el aroma de una amapola, pero aún reside esa fijeza por lo equipolente. 
Y aún miras, aún observas. Aún estudias movimientos y palabras. 
Y sientes frío.
Mucho frío.

All her friends call her Alaska... It's so cold in Alaska.

Hibiscus

/ 16 de abril de 2012 /

Hacía años, bastante años, me gustaba mucho dibujar. El tiempo, como con todas las cosas, me obligó o me permitó moverme por otros estadios, otros movimientos. Pasé de pintura a lectura, y más tarde probé lo que quería decir escribir, para finalmente caer rendida ante la música y todo lo que gira a su al rededor. Clásico es decir que soy una persona muy acostumbrada al cambio. De la misma forma que a veces me centraba por completo en una sola materia, no fueron pocos los momentos a lo más pura miscelánea. Pero el dibujo quedó relegado a un segundo plano, hasta que llegué a no echarlo de menos. Desapareció.
Ayer, recordé qué se sentía al coger un bolígrafo normal y corriente y transmitir la imagen de lo que deseaba, sin modelos. Una réplica exacta de lo que tenía en mente. No precisaba de palabras y sonidos. Ni caligrama ni pentagrama. Sólo papel. Y nada más, no quería nada más. Me sentí libre, viví la misma energía y necesidad de sentir que cuando escribo o enciendo el reproductor. 
Y supongo que aquí está. A falta de originalidad, o de explicar cómo he sido una maldita egoísta (de nuevo, así lo marca la moda) estos últimos días... Supongo que os enseñaré aquello de lo que estoy tan orgullosa. No por la calidad del dibujo, ni los colores, ni si el trazo es más grueso o las mejillas son encantadoras.... Sino porque me permite volver a un tiempo en el que la más pura inocencia no era una opción.

Wio

/ 14 de abril de 2012 /

La razón de ser de la sinrazón. Se estancó. Se volvió tenue y también espectro, y luego... Luego no vino nada. Nada viene después de traspasar el limbo sobre raíles. Nunca un tren fue detenido por el retraso de un único pasajero, no, no. Es parte del encanto de la vida, de ver cómo pasa, cómo pierdes y cómo ganas. Cómo te sientas en el siguiente vagón y la luz a través de la ventana alumbra las motas de polvo. No hay dos personas iguales, ni todos somos tan parecidos. Ecos definidos de zancadas sobre el pasillo entre asientos. La puerta corredera, pasa, se va. En la radio portátil las primeras notas de una melodía desconocida y el diálogo fluído del locutor: "Uno de los grupos más representativos de la escena 'indie' en español, los catalanes Love of Lesbian, aseguran que en su nuevo disco 'La noche eterna. Los días no vividos' han unido su parte "más gamberra con la más emotiva de manera homogénea comparándolo con otros discos más esquizofrénicos" para "afinar más la puntería" de cara a los fans de la banda. En una entrevista en el programa, el cantante del grupo, Santi Balmes, ha reconocido que su séptimo disco...". Y si cierras los ojos eres capaz de ver a través de ellos, una especie de renacer de terciopelo naranja, como el del melocotón. Las sensaciones que suben, poco a poco. Algunas reflexiones. Que siempre hay trenes de vuelta a casa, y que por segundas, entiendes oportunidades. Que cuando llegues lo primero que harás será llamar por teléfono a tu hermana y pintarte los labios de rojo.
Madrid en el bullicio y en los diálogos de las ancianas. El equipaje que va y viene con la gente, y tú mientras pensando si no estarás haciendo una locura, oprimiendo con fuerza ese diario antiguo. Pero todo se cierra en banda con el primer silbido de una moto en la Gran Vía.
Así llegó Abril.
Estúpidamente.

Parabólicos y obsesos que en la noche se sinceran y se crecen, qué valientes.

No puedo hacer nada

/ 11 de abril de 2012 /

Y la sigues echando de menos.

My Way

/ 10 de abril de 2012 /

Casi es peor verte y seguir, como si nada. Casi es peor saber de tu presencia y que no me importes una mierda. Eso. Eso es peor que nada. ¿Y quién sabe la respuesta más premiada? La pregunta del millón. La de "cómo hemos llegado hasta aquí, si todo iba bien". Pues no lo sé, no tengo el gusto de saberlo. Imagino que ésto es como todo,  y era cuestión de tiempo. Es una lástima, en realidad no me afecta, y aún así fíjate que hubiese preferido que me afectara. 
Yo es que lo de echar de menos me viene de serie, marca de fábrica. Pero nunca están de más los cambios. Supongo.
Y puesto que Sinatra siempre me supo a despedida, y a mi nunca se me dieron bien éstas, escucha. Escucha, porque él lo dice todo. Nada me emociona tanto como Frank, su voz y su letra.

"Oh no, oh no, not me. I did it my way"

Calibri 4

/ 9 de abril de 2012 /

No era una belleza cándida ni de niña. Tenía ya rasgos de mujer, las facciones angulosas y los ojos almendrados, sin maquillar. Pómulos prominentes y tez color arena, ligeramente bronceada y también algo pecosa. Sobre sus hombros caía una larga melena rojiza hasta la altura del codo, lisa, y se mecía al son de My Way con el suave tararear de su voz de contralto. Ni muy alta ni muy delgada, estaba lejos de lo extraordinario. No era una de esas bellezas exóticas, ni eslavas, ni asiáticas, ni parecido. Tenía un aire de francesa inconformista en la mirada, pero nada más. No escondía inocencia.
Después de todo aquel tiempo, no había conseguido olvidar ninguno de aquellos detalles, de aquellas nimiedades y tonterías que tan sólo él había descubierto en ella. Y, por un momento, se le vino abajo algo. Una especie de angustia oprimió sus latidos, obligándole a desviar la mirada. No estaba seguro, no. Era un error. No sabía si estaba feliz de verla o si era estúpido. Estúpido, estúpido, estúpido. ¿Qué buscaba? ¿Qué esperaba encontrar, ahora, después... después de todo? Después del tiempo, de la distancia, de ignorarse mutuamente. De haberse mentido. A qué quería hacerle frente, si en realidad no había a qué. Mirándola a través del cristal de los años, Daniela ya no era Daniela. Nada quedaba de aquel sucio espejismo de los recuerdos.
— Te habrá costado acercarte hasta aquí desde tan lejos, ¿no? — escuchó a su espalda.
Giró repentinamente, dándose de bruces con Chloé .
— ¡Ay!
—¡Chloé! Me has asustado —
susurró en un vano intento de no llamar demasiado la atención. La muchacha de ojos azules se frotaba la nariz, a causa del golpe
— Ya veo ya... — dibujó una media sonrisa. Eran los ojos de Paul Newman. Eran los ojos más azules de Londres. —Te hemos echado de menoscontinuó—. Page preguntó por ti durante meses. ¿Por qué desapareciste así sin más? Sin explicaciones.
—Sabes que no me gustan...
— ... Las explicaciones. Lo sé. Que no te gusta dar cuenta de nada de lo que haces, en especial si se tratan de obviedades. 
—Bien — respondió, sin darle más vueltas al asunto. Chloé lo miraba, analítica, imperturbable.
—¿Y el viaje?
— ¿Cómo?
— El viaje. Hasta aquí, hasta Londres, hasta Highgate.
—No sé. 
—¿No sabes? —apremiaba con insatisfacción.
—Bien, supongo —no le apetecía hablar. Tenía hambre, y aquella conversación lo adormecía.
—Siempre haces lo mismo.
Y otra vez aquella historia.
— El qué.
— ¿Cómo que el qué? Tus "no sé", tus "bien", tus... Mira. Dejémoslo.
— Como quieras.
La muchacha dió un bufido y se dio media vuelta, a fin de desaparecer y alejar aquellos pensamientos que la aturdían. Se puso a remover en la cocina, y acto seguido, le trajo un bote de Nutella y una barra de pan.
—Toma. Prepárate algo. Estarás cansado. Última puerta a la derecha, piso de abajo. El camino ya lo sabes.
—Gracias —sonrió agradecido antes de que Chloé volviera sobre sus pasos—. Y por cierto...
Se detuvo a mitad del pasillo.
—¿Sí?
—Te hubiera encantado Carlsbog. 
Suspiró tras una pausa.
—Supongo — y cerró la puerta.


Before the Beggining

/ 4 de abril de 2012 /

Inseguridad. Miedo. Celos. ¿Celos? ¿De quién? Es absurdo. No hay nadie, pero, ésto tú no lo sabes. Quizás no es sincero, quizás es verdaderamente cierto que te montas tus películas e imaginas a la persona a tu antojo. Que no es real. La caracterizas como te parece desde un principio, y cualquier anomalía, cualquier dato que salga fuera de los parámetros establecidos, es una decepción. Y si... ¿Y si miente? Y si ha mentido todo este tiempo. Y si no es más que una patraña, y que estás empezando a ver... No. No ves nada. Él es así con todas.
¿Hueles? ¿Lo hueles, hueles eso? A quemado. A chamusquina, a que estás ardiendo.
Celos de nadie en concreto, lo que, en pocas palabras, viene a ser celos de cualquiera.

John Frusciante | Before the Beggining )
Te fijas en todos porque nunca llegan a ser nadie.

Hurt

/ 3 de abril de 2012 /

Me encantaría describir cómo me siento en este instante, y sólo me sale decir que hacía tiempo que no me sentía tan mal. Tan sólo citar Agosto. Distinta la situación y distintos los motivos. Pero juro que hacía mucho, muchísimo tiempo que no me notaba así de rota. Decepcionada. Engañada. Todo, mezclado. La razón del berrinche es obvia, pero no una novedad, y es que tiendo a la imbecilidad y confío y creo en quienes no debo. Paso de andarme por las ramas. Que paso. Paso del mundo, paso de todos vosotros. Estoy harta de ser yo. No quiero ser yo. 
Me odio. Os odio.  No. No sé a quién odio. Ojalá desapareciera y os pudriérais lentamente, no os quiero ni ver. Ojalá pudiera marcharme tan lejos que os olvidaráis de mi presencia, porque yo con la vuestra haría lo propio. Me da igual. Que me da igual. Joder. ¿Por qué cada vez que considero algo como una cúspide, como lo perfecto, lo ideal, lo idóneo... por qué cae? ¿Por qué me sale mal? ¿Por qué la gente miente? ¿Por qué es una decepción contínua? Dios. Es horrible. Siento que todo falla y no sé por qué. Me apetece encogerme. 
He pensado unas siete veces en una hora en morirme. Bendita exageración, desde peuqeña relaciono la muerte como un quedarse dormida y no despertar. Pues eso mismo. No despertar. Consumirme. Lenta y silenciosamente, mordiéndoos la conciencia, jodiéndosla, prendiéndosla fuego.
Ya he conseguido desahogarme. 
Creo que la mejor idea es echar un vistazo atrás. Dos años atrás. Y un bidón de gasolina, para eliminaros como sucia escoria.

"Desdichas y caminos hacen amigos"

/ 2 de abril de 2012 /

No voy a decir que no escribo cosas moñas, porque no sería cierto, pero, he aquí lo más sentimental que puedo redactar sin caer en el pastelosismo descarado de las novelas románticas de bolsillo, ni en las confesiones típicas de niñas de esta edad (aderezadas siempre, he de puntualizar, con sus catorce mil fotitos y "te quiero"s revoloteantes). Quizás es eso. Bueno. No lo sé. Sí, quizás. Pero, en fin. Pongamos en práctica aquello por lo que me premiaron años atrás, hay que aprovecharlo, ¿no? Y esta es la única forma posible y agradable de hacerlo. Tengo muchos amigos. Muchísimos. Bueno, puede que no tantos. Pero vaya, sí, tengo bastantes. Con todos ellos he tenido mis más y mis menos, he pasado por muchas cosas. Siempre me ha hecho ilusión la idea de tener un "mejor amigo". Fíjate. Hay chicas que les hace ilusión tener unos Manolo Blahnik. Bien, a mí me hace ilusión tener un mejor amigo al estilo americano, sí, lo típico de las películas, ese chico tan majo, tan simpático, que siempre está contigo, que siempre te saluda emocionado a mitad del pasillo, con el que no te importa hacer el ridículo, ni el loco, ni el idiota; con el que no te importa que pasen las horas y las horas, porque te estás divirtiendo de verdad. Porque... no sé, no sabría explicarlo muy bien. ¿Soy capaz de describir a alguien fumando, con cada instante remarcado y casi calcado en pocas palabras, y no soy capaz de describir un perfecto compañero? Vaya, comienza a ser un poco preocupante. El caso es que esto es lo de menos.
Casualidades del destino, gilipolleces varias, apuestas, un "no te atreves", un "¡ya verás!" y pum, de repente, ahí lo tienes, una ventanita de Tuenti más, aparentemente. Una piensa en esos instantes cómo marearlo, si con la técnica de poner en duda su virilidad diciendo que si es homosexual o no (increíble pero, ¡funciona!) o simplemente con la bonita sarta de contrariedades y dudas metafísicas que, de seguir su camino natural, suelen aparecer mágicamente en toda conversación al cabo de un par de días o tres de intenso diálogo con he aquí mi persona. Recuerdo perfectamente que era Enero, y domingo. Sí, era domingo. ¿Domingo 16? Casi con seguridad que 16. Adoro el número 16, es un número singular, me resulta simpático. Die-ci-seis. Suena dulce. Ya sabes, por la "d" y la "s", hacen que la palabra sea fluida y empolvada. Es bonita, sí.
Creo recordar también que hablé mucho con él. La primera conclusión que extraje fue que escribía sin faltas de ortografía, ni una, a diferencia de su amiguito (o mejor dicho, hamijito ). Y que decía mucho "xd". Sí, son pequeños detalles, puede que otros no se fijen, pero yo sí, no puedo evitarlo. También pensé que era muy tranquilo, relajadito, no se estresaba mucho. Hablaba, sí, las conversaciones eran entretenidas. Claro, sacar todo esto en un par de horas... complejo, sí, dificultoso. Requiere de observación y de mucho suponer. Pero en fin. Tampoco pensaba que fuera a ser mucho más que otro contacto que tienes en tu Perfil. No por nada, claro que no. Pero era u amigo de un amigo. ¿Lo conocía? ¡Qué coño! Sólo había oído hablar de él, de que tocaba la guitarra, que se lo había llevado a Bejís en verano, que era un melancólico y un romántico, y que le decían Monchu. Ah. Y que se equivocó de colegio. (A propósito, cómo olvidar ese encuentro. Estrechón de manos para intimidarlo y sonrisa. Un hola seco y una pregunta directa. Sí. La cara que puso fue todo un poema. Es decir, lo que yo pretendía)
La cosa continuó su debido curso. Para mantener un poco la cordialidad y que no pensara que era una loca paranoica (lo pensó más tarde, eso sí) que sólo pretendía tenerlo para "controlar" a su amiguito, seguí hablando con él durante... ¿tres, cuatro, cinco días? Sí. Nunca suelo comenzar yo las conversaciones si se trata de gente con la que quiero hablar. Paradójico, ¿eh? Prefiero esperar a que ellos saluden, para ver si siguen teniendo interés en hablar conmigo o sólo he sido un simple entretenimiento de un par de semanas o poco más. Pero, conociéndolo de apenas un par de días, no era lógico ni de esperar que fuera él el que iniciara tal diálogo. Así que, saltándome toda regla y todo principio, hice uso de un bonito "Hola" y "qué tal" durante ese breve período de tiempo, más que suficiente para darme cuenta en lo interesante y agradable que era el chico en cuestión. Hablábamos de lo típico. Bueno, ¿qué se considera típico por aquí? En general, discutí sobre los Beatles, sobre el señor Cara-bollo McCartney, al que me exigió que me refiriera como "Sir James": "Tenle un poco de respeto a ese genio", fueron las palabras exactas. Cómo no, carcajeábame yo en esos instantes, al tiempo que seguía picando y picando, a ver cuánto aguantaba. Aguantó. Sí. O rayó la indiferencia, que también. Bah. Para eso hay siempre solución, le dices "Eres un soso", y ya saltan como pulgas amaestradas.
Pasaron los días y semanas.
- Voy a Maristas
- Pues pasaré un día a verte
Pasaron muchas excusas y se enviaron muchos mensajes hasta que finalmente pude conocer en persona al famoso chico que se equivocó de colegio. Pero, como todo, valió la pena. Me reía muchísimo con él, me enseñó muchas cosas, me pasaba las letras de sus canciones, le contaba mi día a día; sus adorados "Amor de Lesbiana", a los que me he viciado con el tiempo, o los señores Primavera Joven, Tito Leonard y Voz de Gato Atropellado Dylan, considerados los más grandes poetas de todos los tiempos.
Con él supe sacar siempre mi mejor faceta como persona. Era realmente al único que sabía que podía contarle todo sin avergonzarme, cortarme, o sin que se metiera el orgullo y las apariencias de por medio. Digamos que de costumbre siempre se meten estos problemas de por medio, y si ya me cuesta de normal expresarlos, imagínate con tales inconvenientes pululando por el ambiente. Pero el siempre supo, y todavía no sé como, sacar mi lado más tierno, más... humano. Consiguió hacerme más persona. (Y saber más de música, por supuesto).
He de decir que... no fue un buen mes. No fue fácil, ni agradable. Visto desde fuera, ahora no lo pienso tanto, pero en aquellos momentos, sí. Me hundía con frecuencia. Los cambios de humor eran cada vez más frecuentes y más intensos. Realmente... realmente no tenía ni idea de qué hacer, ni qué pensar, ni a quién acudir. ¿Sabes? Es como si tuvieras una caries y no hubiera ni un maldito dentista en condiciones. Te duele, y cada vez te duele más, y se va haciendo más insoportable, hasta que revientas, y sólo quieres que se acabe todo de una maldita vez. Que te arranquen la puta muela. Qué más da si no hay muela, dices, ya no habrá dolor.
Dolor. Sí. Dolor.
Pero el supo siempre ayudarme, Siempre supo escucharme, darme su opinión, hacerme sonreír, apoyarme. Siempre estuvo ahí cuando lo necesité, y cuando lo necesitaba en menor medida, también.
Por eso quizás nunca le impuse la prohibición de "Hola + qué tal".
Por eso nunca tuve dudas de que, aunque no se hubieran cumplido los tres meses de cortesía, iba a ser el mejor de los amigos, y que siempre hablaría con él.
Por eso, la gran mayoría de los verbos que están escritos en pretérito y en condicional en este texto, hay que ponerlos en presente: siempre sabe ayudarme, escribe sin faltas de ortografía, sabe muchísimo de todo, me escucha, me aguanta, es un romántico, escribe canciones, me hace reír, le puedo contar todo, es el mejor, vale la pena, y siempre está ahí.
Bueno.
Siempre y cuando Steve no se ensañe con él... y no sea primera hora de la mañana, por supuesto.
Ya sabes, no sé escribir más ni mejor, ni se expresarme en condiciones cuando se trata de estos temas. Pero en conclusión quería decirte que gracias por todo, Borja.
Que con alguien así me voy a la Toscana y a donde haga falta, porque amigos como tú, se cuentan con los dedos de la mano.
PD 1: No te emociones.
PD 2: Lo estoy leyendo y me parece una moñada.
PD 3: Bueno. Una moñada sincera.PD 4: Una moñada sincera que me ha costado dos horas y media escribirla.PD 5: Voy a dejar de añadir postdatas.

Un año después, sigo pensando lo mismo. Te quiero. 

Thanks, danke, merci, gracias

/ /

Gracias por tanto odio gratuito vía redes sociales. Muchas, muchas gracias.
Ojalá sean ya vacaciones y os pierda de vista, o me perdáis de vista vosotros a mi.
De verdad lo digo, que no sé qué he podido hacer mal. No lo sé, en serio. No lo sé.

Dulce introducción al caos

/ 31 de marzo de 2012 /

Yo sabía que ésto pasaría, y punto. Pero le di valor, porque me importaba, y creí que era recíproco. Ya veo que no. Que no me diferencio a los, las anteriores.
Sin preocuparse, no habrá próxima. ¿Más fría? Se da por hecho. Ahora creo que no tengo dudas de quién fiarme, y que más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Gracias. Amistad como la tuya, ninguna. Con chorro y sin chorro de ironía. Pluralizado y sin pluralizar.

Ya no queda nada de ayer, porque el viento se lo llevó.

Is this the world we created?

/ 30 de marzo de 2012 /

Es increíble cómo eres. Es increíble cómo lo consigues. Y lo que es aún más increíble es cómo dándome igual, hay parte de la conciencia que tira en dirección contraria y me gira la cara. No sé qué me pasa. Estamos con lo de siempre. Siempre igual, siempre lo mismo. Las combinaciones de absolutos con rutina nunca fueron santo de mi devoción. Y volver, volver a ésto. Volver aquí, a contar ésto, sin contar nada. No lo entiendo, lo juro, imposible comprenderme. 
Han llegado los pantalones cortos, los veinticinco grados a la sombra y el mes de Abril. Hay algo tétrico en él que me releva directamente a la destrucción. En realidad, hay algo oscuro que se esconde tras cada mes, algo que me pone en alerta. Y es que, a mi pesar, tanto alarmismo consigue sacar de quicio ya no sólo a mi, sino a mi al rededor. Dios. ¿Por qué? Nunca podré contar nada. Mierda de orgullo. Mierda de miedo estúpido e incontrolado. Mierda de...
Muero de ganas, porque muero, de alejarme un poco de todos. Pero de verdad. 
Necesito respirar.

Mejor si desaparece(s)

Pale Blue Eyes

/ 28 de marzo de 2012 /

Y así se llamaba Alessa. Discreta-distante-distinta. Disconforme ante todo tipo de posición que no fuera la suya, más cerca de la intolerancia de la que nunca había hecho bandera que de ese lema mal escrito de "Haz el amor, y no la guerra". Se acercaba al Mercado Central los miércoles por la mañana siempre que lucía el sol. En realidad era más paseo que necesidad. Una especie de entretenimiento, de diversión o como quieras llamarlo a falta de sitio donde caerse muerta. Dedicaba gran parte de esas jornadas matutinas al robo y apropiación de cachivaches inútiles y de escaso valor que más tarde revendía en los puestecillos de la playa. Siempre que podía, se traía además las flores escondidas entre sus blusas, vaporosas y pasadas de moda. Y aún a su pesar, le sentaban como un pincel. Parecía sacada de una Vogue de mediados de los setenta, con un aire muy a lo Janis y la mirada profunda. Eran los ojos de Paul Newman. Eran los ojos más azules de Barcelona.
No sé por qué todos la querían, yo reservaba para ella mi más profundo desprecio. No me gustaban ni sus formas ni su torpeza, ni su escaso don de la palabra, esa educación que brillaba por su ausencia. Era un desquicio de persona, un desastre, un mes de Abril sin agua y sin sol. Sin nada, atípica hasta la mismísima médula, jugadora de póker en timbas ilegales bien entrada la madrugada. Cada noche en una cama, cada noche un hombre distinto. Y a todos los hubo amado. Amaba con locura sin dejar que ello la destruyera. Nunca le dio al whisky porque decía que era cosa de hombres, sólo bebía agua mineral, de la embotellada. ¿Ves? A eso me refiero. Su actitud. Mostrarse como una señorita, sin lado oscuro de la Luna. Sin ocultarse. Era un alma incansable, y feliz. Y era feliz porque se había hecho a sí misma.

"Ni si quiera sentía dolor, quizás me comiera la envidia"

Calibri 1-2

/ 26 de marzo de 2012 /

Amaneció como amanecen todos los días las metrópolis. A oscuras, con el típico clima húmedo y nuboso del que tanto se oye hablar del Noroeste.
Era la cuarta ventana empezando desde abajo y la séptima por la derecha. Un apartamento de escasos metros cuadrados con unas interesantes vistas a un muro de ladrillos color caldera, parte de atrás de una manzana de edificios que se aglomeraban a ambos lados de la avenida. Como los de las películas.
Céntrico, sobrio y escueto, de paredes empapeladas y muebles con aroma a polvo; poco costoso en lo que se refería al pago del alquiler y de vecinos discretos, a la par que escasos. Puerta acorazada, tres pestillos. El primero de ellos reventó la semana pasada cuando Ruddy subió con su propuesta formal de salir de copas junto a su inseparable cartón de vino. Televisor de quince pulgadas, mando a distancia, teléfono inalámbrico carente de batería... No, si no recuerdo mal era de pilas. En cualquier caso, bajo el sillón. Vajilla amontonada sobre el fregadero, calcetines a medio camino entre dormitorio y sala de estar y una especie de mesita portátil con una lata de cerveza sin terminar, aún no sabía muy bien por qué. A eso se reducía todo, y no necesitaba tampoco mucho más. Era una persona práctica dependiente sólo de su guitarra, una Gibson Les Paul roja que le regalaron al cumplir los diecinueve. Debía ser el único ente material al que tenía cariño. 
Tocaba todos los días sin hora ni sitio fijo. A veces en la cocina, a veces en la terraza. Una vez, incluso, se atrevió a llevarla consigo al Metro y allí mismo se plantó, como si de un músico callejero se tratara, a expensas de unas monedas o la simple satisfacción personal de haber cumplido una promesa. Una persona de costumbres, aún así. De rutinas y mañanas repetitivas y carentes de originalidad, perspectivas de cambio o tan sólo sorpresas. No eran escasas las madrugadas que divagaba con un "Buenos días" de algún antiguo compañero de la escuela, o un error en las vueltas al hacer la compra.. Despertador, cinco minutos más, despertador, desayunar, vestirse, lavarse la cara, lavarse los dientes, peinarse, coger el dinero, coger el bus, el trabajo, hacer fotocopias, tomarse el café, terminar las fotocopias, ponerse con el proyecto, timbre, autobús, llaves, casa, dinero, compra, casa, guitarra, cena, más guitarra, y a eso de las dos de la madrugada, de nuevo a la cama. Uno tras otro. Sucesivos, consecutivos, inamovibles. Así pasaban los días. Así pasaban las semanas. Y así iba dejándose, poco a poco, la moral.
Cogió el autobús de las nueve y veintitrés minutos. Sabía que no llegaría tarde, no, hoy tampoco. Los perfectos cálculos y horarios le habían permitido marcar la posibilidad de escoger entre varias líneas de autobús y metro con el suficiente margen de error entre parada y parada, por si se daba la misteriosa casualidad de que no llegara a tiempo. Planes de reserva que nunca se materializaban. 
Como de costumbre, estaba lleno. Costumbre también de que se tratara del mismo conductor. 
- Buenos días.
- Buenas.
Metió la mano en el bolsillo, removiendo las monedas que contenía en su interior. Contó el dinero justo y se lo dió al hombre.
- Aquí tiene su billete - dijo con voz sempiterna, y acto directo arrancó, cerrando las puertas con un golpe seco y mecánico.
Avanzó a zancadas hasta un asiento libre y apartado bajo la ventana, justo en un lateral, su preferido. Apartó la bandolera desdeñoso, dejándola a sus pies, y con un gesto de sumo cansancio, se sentó.
La calle estaba envuelta en un encanto tétrico y lúgubre, como el de las mañanas de Febrero en Seattle. A través del cristal se podía apreciar con detalle la humedad del ambiente, colándose entre los pliegues de la ropa y por cualquier mínimo espacio o microfibra. Tenía las manos congeladas, la nariz congelada, los pies congelados. Helado. En el telediario de anoche habían comunicado la llegada de las primeras ventiscas y tormentas a partir del lunes siguiente, y de que la población se mantuviera en estado de alerta por posible corte de las vías de comunicación con el pueblo. Aquel fin de semana justamente había ido a visitar a Helena a Port Angeles, y ya de paso a coger unas pocas provisiones por si era al final cierto aquello de que empeoraría el temporal en los últimos días. El ultramarinos de Carlsborg se había vaciado en cuestión de un par de jornadas, y tan sólo quedaban unas pocas latas de conserva, cecina y brandy que resultaban más bien poco útiles y apetecibles, por añadidura personal. No sería de sus prioridades con las rodillas cubiertas de nieve.


>> Pequeño proyecto en funcionamiento.
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Midnight City

/ 20 de marzo de 2012 /

A mi me gustaría un viaje a Londres. Siempre lo he dicho. He soñado meses enteros con visitarlo, creyéndome por las calles y el Candem, o colándome en el Metro. ¿Sabes? La sensación de que estás reservando toda tu euforia y que de repente, plaf, lo sueltas todo un par de segundos de adrenalina. No sé, como cuando subes por primera vez al Empire State y te asomas y lo ves todo tan pequeño, tan insignificante... Y no sabes si es que eres en realidad tú lo insignificante o lo que está allí abajo. Y por unos instantes se te pasa por la cabeza saltar, saltar y volar. Un helicóptero. Cerrar los ojos. La brisa en la piel. 
— Siempre has sido algo distinta a las demás. No te apetecía parecerte al resto.
— Lo sé.
— ¿Hay alguna razón para esa insana obsesión?
— Se trata una intensificación de algo que ha estado ahí siempre.
Es decir, imagínate, Londres. No sé, ¿no te llama? A mi me grita. Lo que más me gusta de ella, es el ambiente. Toda esa gente saliendo y entrando en las estaciones de Metro. Oxford Street en hora punta, los taxis, la lluvia, ese pequeño caos que se crea cada mediodía y cada medianoche. El olor de las cafeterías y el bar de cada esquina, el aroma de la cerveza fría. ¿Te has fijado, alguna vez, en los ladrillos de los adosados? Son rojos, como los de Manchester. Y la gente no sonríe. ¿Ves? A mi no me gusta esa gente. Son siesos y demasiado correctos. Pero no cambiaría nada por poder ver Abbey Road, o sentarme en un banco cerca del Thames. Y Dios, las cabinas, que sé que es tópico y que no te gustan los tópicos y siempre te quejas de ellos, pero me encantaría llamar desde una de ellas. Un té con pastas, fish and chips, pasar frío, no sé. Ojalá pudiera volver cada día y que me hiciera distinta, que me cambiara. Los viajes cambian a las personas, y yo a veces me veo como ella, tan gris, tan enigmática.
 No eres gris.
— No me conoces, que es al fin y al cabo distinto.
Sabes... soy feliz cuando pienso en ello. En poder viajar allí. En imaginarme tres semanas, un mes, dos, los que sean, lejos. Lejos de la gente. Creo que cuanto más noto que necesito a alguien, más lejos deseo estar de esa persona. No... no me gusta necesitar a nadie. Quiero ser libre, necesito ser libre. Sin ataduras. Necesito encontrarme con personas y saludarlas en un inglés indecente, necesito reírme con recién llegados y necesito no volver a verte.
 ¿De qué hablas?
— De que me canso de no saber si sí o simplemente paso.
— Deja de hablar en código.
— Que tenemos que dejar de ser amigos antes de que quiera hacerte daño.
Y por las noches tumbarme sobe la cama, como en verano, y encender la música y ponerme los cascos. Y no levantarme en horas, mientras suenan los Arctic, The Smiths, The Black Keys o yo qué sé. Cualquiera de estos grupos que hemos descubierto. Y hablar. Horas. Horas hablando y pensando si besarte o esperar a que te duermas, y dormirme mirándote.
 Quédate esta noche. Por favor.
— En el fondo no eres tan distinta.

"Yo siempre quise viajar a Londres. Siempre quise vivir allí. 
Un apartamento en la zona residencial, a veinte minutos
 del centro en autobús. Yo soñaba con despertarme por 
las mañanas con el cielo encapotado y medio paraguas sacado...


Too late

/ 19 de marzo de 2012 /
(via diary)

Me siento tranquila. Me siento ausente. Me siento.
Floto. En una piscina, boca arriba. Estoy relajada, los pensamientos fluyen sobre las palmas, sumergidas.
Es extraño, escucho. Todo es extraño ahora. Todo lo que quise, no lo quiero. Todo lo que ahuyentaba, lo reclamo. Pero estoy tranquila. El estómago está vacío. La piel está quemada. No sé si habréis probado alguna vez eso de no sentir dolor, y no me refiero a ignorar, ni nada parecido. Me refiero a un dolor físico, una herida. De las sangrantes, sin sentidos figurados. Un corte. Consiste en alejar tu mente de ese foco de dolor y centrarlo en poner la mente en blanco. Funciona, juro que funciona. (...)
Empiezo con un par de largos, pero los músculos no se relajan. Paro, respiro. Me duelen los hombros. Vuelvo a colocarme las gafas y comienzo a bucear. Se distorsionan los gritos de Valero bajo el cloro y el agua.
— Hacía tiempo que no te veía.
— Ya. Estaba ocupada.
— Eso parece. ¿Cómo es que has vuelto?
— Dicen que es bueno para la espalda.

Veinticinco minutos de vestuario. ¿Es un vals, eso que suena, bajo la ducha?... Empiezo a arreglarme, en un intento inútil de evitar mi reflejo. Recojo la bolsa. Un moño improvisado que acaba en melena al aire. Cuánto me ha crecido el pelo en estos meses, me encanta venir aquí, sin pájaros en la cabeza. No ha estado mal, debería repetir. Ruge. Hago oídos sordos. Y vuelve a rugir. Calla, por favor, aquí saco la manzana.
—  Hasta luego.
—  Adiós.
Un examen por preparar vuelve a inundarme de inquietudes cuando, de repente, lo veo. No puede ser cierto. No me lo creo. Debe ser imposible. El tiempo se detiene durante unos instantes. De golpe, en seco. ¿Qué...? Está apoyado contra la pared del polideportivo. Metro setenta y mucho, rozando el metro ochenta, podría jurarlo. Mira con una frecuencia de siete segundos hacia la puerta, jugueteando durante ese intervalo con una BlackBerry negra, sin funda. Equipaje a los pies, creo que juega al baloncesto. Da una imagen de desenfado, natural. Rubio oscuro, cejas pobladas, ojos verdes, pestañas rizadas, rostro anguloso, de rasgos duros y, aún así, con mirada de niño. Y su sonrisa. No puedo evitarlo. Su maldita sonrisa.
Estúpidamente parada de frente a un casi desconocido. Estúpida, en general. Como yo sola puedo serlo.


"Like a wall of stars, we are ripe to fall"



Hysteria

/ 17 de marzo de 2012 /

Y entramos en la vorágine de la autodestrucción, y ahora no sabemos hasta qué punto llegaremos ni si sobrepasaremos por equis distancia los límites ya impuestos. ¿Ciertamente? Me pienso poner hasta el culo. Voy a perder la cabeza. Voy a perder sangre, estómago y razón a base de alcohol y gritos.
Debe ser que estoy gafada, tachada, determinada completamente. Ahora no sé de qué siento más asco, si de mi propia existencia o la del resto de los que me rodean. Primer límite sobrepasado. Primer nivel de explosión. Único nivel que creo que puedo confesar, por lo menos aquí.
Matadme. Os lo pido, matadme.

Me ahogaré en mi propio vómito



Someone like you

/ 12 de marzo de 2012 /

De verdad que no puedo evitar que me coma por dentro. Y que duela. No sé si es porque son demasiadas las ansias de querer ser como ella, o por lo que pasó. No lo sé. Pero es peor si la curiosidad me pica, que a veces muera interiormente creyendo que ya no podrá hacerme daño. Y es que es verla y rendirme. Total frustración. 
¿Y por qué? Pausa. Ni de casualidad doy con la respuesta. Ni si quiera con la incorrecta. ¿Qué es peor, al fin y al cabo? ¿Dejar de ser o seguir siendo transparente? Juro no volver ni a intentarlo, que no, que sufro. Que si me obsesiono. Esa larga retahíla de inconvenientes que me repito en más de una ocasión. Pero vuelvo a lo mismo, que no me abandona esta angustia en el pecho. Se tratan de emociones no tratadas correctamente, residuales. Las cenizas que prenden la paja cuando no se pisoteó bien cuando el fuego estaba casi extinguido.
Los casi no aseguran nada. Que algo sea probable, no significa que suceda.
No me lo explico y no me lo quiero explicar. No quiero explicaciones. Para qué. Para qué, de verdad. Prometido que soy feliz y que he cambiado, que las cosas han cambiado, que se madura con los daños. Que no hay capas. Que no finjo. Que soy tal cual, con la dualidad. Pero yo. 
Y aún así no es suficiente. 


Y este verano me voy a Oxford. Perfecto, redondo, circular. 
No sé si realmente es a donde quiero ir.


Tighten Up

/ /

Vale, de acuerdo, relax, mierda.
Joder mierda. Stop. Piensa. Y no le des más vueltas a lo que no es. No leas entre líneas que no hay renglones.
Cross your heart. Lo prometido. Detente. Frena. Be cold. No one's gonna hurt you again. 
Así que sigue sonriendo, hazte la loca, sigue tu camino. Algunos trenes están hechos para verlos pasar de lejos. 
Sí. No. Sí. No. Sí, sí, sí.
No. No... Por supuesto que no. Es un caso aislado. Es nada. Déjalo. Es ella. Sí. Lo es. 
Vuelve Septiembre... siempre tiene que estar de vuelta. Puta mierda.

No tienes derecho a ... No lo tienes.

Hey Joe

/ 11 de marzo de 2012 /

Me temo que si nos ponemos a hablar de gafas y limpiacristales, podríamos tirarnos fácilmente hora y media saltando de un tema a otro sin sacar una conclusión clara, saliéndose por completo de lo pensado, compases de improvisación.
Me temo que voy a acabar convirtiendo ésto en la última pocilga, en el peor retrete de toda Escocia. Y así se queda. Voy a meter más mierda que nunca, voy a cerrar y a empezar así, de cero coma cinco. Avanzar sobre lo aprendido no es sólo avanzar, sino llegar mucho más allá, ya que conoces el terreno, no te resulta nuevo.
No entiendo el esfuerzo extra por hacer parecer lo que pienso un poema. O una novela. O el monólogo de Hamlet. Para nada es necesario, mucho menos imprescindible y en la misma línea exigible. Mi caso es el de tantos principiantes frustrados por el quiero y no puedo. Y me gusta, aún que suena... conformista. Si escribo así, de esta manera, pues bueno. A algunos les gustará más o menos, pero es lo que hay. A tiempo de cambiar siempre se está.
Y a mi me apetece hablar de lo mío, ya que soy muda en la vida real. Se atragantan las palabras en el momento adecuado.

Hace ocho años que seguimos recordando a los 191 del 11 de Marzo.
Que nunca tengamos que olvidarnos, y sobretodo, mi más sincero apoyo 
a las familias. Todos somos madrileños.



Blanca

/ 9 de marzo de 2012 /

Se retorcía amargamente sobre las sábanas. Gritos. Lágrimas. Sangre. Desgarrones a lo largo de brazos y ropa. Tétricos, dos grandes manchas oscuras cubriendo ambas cuencas oculares. Chillidos, profundos, infrahumanos. Blanco calavera. Blanco infernal. Blancómo has llegado hasta aquí, si dijiste nunca más, que lo dejabas, que te querrías más. Blanco mentira. Blandecadencia. Blancas promesas. Jurabas ser distinta, diferente, llegando hasta lo más profundo de mi mente. Quién sabrá lo que sueñas, razón por la que vuelvo a verte. Blanca, hermosa, perfecta, la razón por la que permanezco fiel.
Blanca, eres tan cruel.

Siempre hay cuchillos en el cajón

From the Ritz to the Rubbles

/ 8 de marzo de 2012 /

Si es que quién me manda a mi ver nada, y quién me manda a mi acordarme de lo que fuera. 
Se nota que es de esa clase de cosas que ni se pueden olvidar, ni perdonar, ni arrancar. De ninguna parte. Ni de memoria ni cerebro ni corazón. Pase el tiempo que pase, no terminaré de superarlo. Siempre hay alguna fastidiosa y atractiva forma de arrancarse la costra de la herida...
En fin. A qué mala hora se les ocurre a ellos. Que sé que no soy la única que se ha atrevido a abrir la caja de Pandora. Esa puta caja.

Casi que prefiero pasar de página y tema, que este párrafo no me gusta. 
En absoluto.

"-A ver, Christina, dime, ¿A dónde nos conduce todo esto? 
-Yo que sé, Nacho, cada vez que creo que sé a donde voy acabo
 en un sitio distinto, el destino es el único accidente posible."


Puta mierda.

Is this it?

/ 5 de marzo de 2012 /

Sí que existe algo más cruel que bucear en las intimidades ajenas.
Sus consecuencias.



/ 4 de marzo de 2012 /

Shine a Light

/ 28 de febrero de 2012 /

A pesar del tiempo, a pesar de lo que puede costar.
A pesar de que no ha resultado fácil y que salir adelante no haya contado en muchas ocasiones dentro de nuestros planes. Aunque los planes no tuvieran salida, aunque las ocasiones no dieran cabida.
A pesar de que podamos pensar lo contrario, el tiempo hace madurar a las personas, y todos nosotros crecemos y llegamos a adultos. Corregimos los posibles errores, ya que aprendemos de los cometidos, y sonreímos cuando conseguimos acordarnos de esos detalles que son insignificantes, pero que para ti tuvieron, tienen y tendrán siempre importancia. Y sí, vale, siempre es muy absoluto... pero el relativismo no juega hoy en esta liga y os conformaréis con estas monodosis de felicidad, a veces tan escasas que casi que es mejor celebrarlas a comentarlas.
Sólo sé que quiero agradecer, porque no lo hago mucho, todo lo que me ha sucedido a lo largo de estos dos últimos años. Tanto lo bueno como lo malo, no hay distinción esta vez. La experiencia ha sido más que satisfactoria en conjunto, puesto que así he podido evolucionar y mejorar como persona. La adolescencia es eso, la pérdida de la inocencia y la adquisición de valores. Prepararse para la vida real.
Que no nos tengamos que dar cuenta demasiado tarde de que desaprovechamos estos años. Vive al límite, y no te arrepientas. Todo tiene su razón de ser.
Bonita.

The Youth

/ /

Despertador. Desperezarse. Deslizarse sobre las sábanas unos minutos más, sí, es relativamente temprano, aún quiero dormir. Desacorde en general, desacordarse. Desquiciarse por enésima vez y desentendidamente deshacer la cama y levantarse de un salto. Despierto.
Desayuno, descuido, desánimo, desnudar. ¿Descansado? Desde cuándo, llevo sin pegar ojo noches enteras, las destrozas se acumulan desanimosas en los rincones. Desilusión, desinfección. Aquella herida aún sangrante de costras reabiertas. Dos. Minutos. Dos. Encubiertos. Dos, tres, cuatro, cinco, siete, veintiúno. He perdido la cuenta, volvamos a empezar. Tazón de cereales, galletas, mochila, salir a la calle, respirar.
He descubierto el camino hacia la libertad del modo más apetecible y menos racional: desconocimiento. Puro, inmaduro, descorazonador. Desviviendo entre mares de ignorancia en busca de la felicidad. Es un desafío para quien aún intenta darle sentido a algo que, para mi, lo perdió hace ya tiempo. La vida.

Y esto es lo que pasa al intentar coordinar conversaciones variopintas y escribir. 

Cienes de cienes

/ 25 de febrero de 2012 /

A estas alturas más vale no tener miedo, ni si quiera de las caídas libres ni de los quintos pisos. Hay que dejar de asustarse de tener monstruos en el armario, ya ha perdido todo su sentido. No sé. No merece la pena preocuparse por ello. Y no, no lo hago, pero no puedo evitarlo. Me supera, supongo. Siempre a punto para la siguiente, de eso no hay duda. Siempre a punto para escapar y salir corriendo, para no pararse. Esperando el momento óptimo para que pum, desaparezca, desaparecer yo también, así de paso.
Momentos óptimos, ahora escasos, antes cientos. O como dicen, cienes.

→ tumblr )

Heart of Glass

/ 23 de febrero de 2012 /

Y nada. Pues aquí. Aquí estamos otra noche, en la feria, en ésta montaña rusa que creía obsoleta y acabada, pero que en los últimos minutos siempre consigue sorprenderme con una bajada en picado, quitando hipo, alegría, aire, respiración y sensatez. Señores, no se desabrochen los cinturones, ni saquen sus brazos fuera del carrito. Me apetece bajarme, ya más por cansancio que por necesidad. Tengo los pies colgando, sólo queda saltar antes de que lleguemos a la siguiente curva. Venga, adelante. A la de una, a la de dos y a la de...
Ya basta de disfraces y metáforas, es real ésto que me pasa. Ya basta de máscaras de Carnaval. Tengo el punto final y no sé dónde ponerlo.

Blondie | Heart of Glass
No sé de qué estoy más cansada.
De darle vueltas a algo que no me importa. Pero qué bien que se me dan las paradojas...


Boys Don't Cry

/ 21 de febrero de 2012 /

Se llamaba Rubik, como el cubo, y le gustaba asomarse por la ventana los días en los que el cielo amenazaba tormenta. No es un secreto, como verás, que yo también me asomaba por las mañanas mientras se desnudaba con paciencia en el cuarto, deslizando las camisas por su piel de porcelana. El deshacer y rehacer del pelo, de esa espiga caoba que caía sobre su espalda. 
Se llamaba Rubik, y un día fue mía. Yo la tuve entre éstos mis brazos, y bebí por ella cientos de tequilas para olvidarla más rápido. Hablan de whisky, pero los tragos, si son de absenta, queman más las penas. Cuestión de pragmatismo, elijo el remedio a la clase. Se entienden en estas palabras el melancoholismo por lo perdido, por sus sueños con aroma a plástico quemado. Y yo me pregunto qué decidimos mal, si es cierto que la suerte está echada y que la mierda es potencialmente acumulativa. No lo sé, en serio, de verdad que no lo sé. Paradójico es que tú me hagas ahora echar de menos tiempos antes de conocerte, tiempos que ahora te sustituyen. Has lanzado tu dardo contra mi diana, has disparado. Ahora eres quien deja las cartas en el buzón de reclamaciones, pero ya no pasa el cartero. ¿Quién te puede querer ahora, tan dulce, tan frágil, tan dejada? Antes buscaba el consuelo en viejos bares nocturnos y charlas animadas con amigos, siempre que el ambiente lo propiciara. Y es que no te quedaste tan sólo con mis ilusiones, sino que llegaste más lejos, mucho más. Inconformista, te gustaba jugar a hacer daño. Ahora, arrepentida, te acurrucas en las esquinas y palideces al verme. 
Anoche me llamaste, que lo sé. Anoche abriste de par en par las ventanas justo cuando salí a fumarme el cigarro, saludando con el encanto angelical de tu mirada, de tu sonrisa, de tus gestos. Pero, ¿sabes? Confórmate de vez en cuando con la indiferencia, la residual, la que aparece cuando la felicidad releva a la nostalgia y dejas de comprar paquetes de pañuelos. Confórmate con ella, porque no tengo más que ofrecerte. Ya no es rencor ni dolor ni venganza. ¿Venganza de qué? De nada. Llámalo equis, si no quieres llamarlo ausencia.

"I thought that you needed me more"

Let me get what I want

/ 16 de febrero de 2012 /

Lo odio.
Odio nuestras coincidencias, odio cuando me habla, cuando hablamos de cosas de hace tiempo y cuando lo veo los viernes. Lo odio más cuando toca la guitarra y cuando sabe qué canciones exactamente me gustan más. Lo odio cuando va con esos pantalones. Lo odio cuando se va. Lo odio cuando vuelve. Lo odio cuando me hace reír y cuando me hace esperar y cuando hay burlas y cuando hay peleas y cuando pide perdón. Lo odio cuando me acuerdo. Lo odio cuando me lo recuerda. Lo odio cuando le cuento mis cosas y lo odio ya de paso cuando no me pregunta por ellas. Lo odio cuando se enfada, cuando está feliz y cuando le importa una mierda todo. Pero lo odio más cuando es capaz de echar de menos y lo odio, porque lo odio, porque sabe que lo aprecio. Y digo lo aprecio, porque es eso. Aprecio. 
Y odio de nuevo que se meta en mi mente y sepa qué puedo estar pensando. Odio su curiosidad. Odio que sea tan suyo. Odio que sepa lo que no sé. Odio que vea mi película. Odio que haga que se me corra el rímel. Y odio que hable de underground e indie, porque eso es mío. ¿Lo escuchas? Te estoy echando. Fuera. Fuera. Fuera. Quiero que te vayas de aquí y no intentes abrir ninguna puerta, porque están todas selladas. Y todo intento tuyo es, en definitiva, tu consecuente lapidación.
Déjame con todas las letras, en capital, en mayúscula. La tipografía que te de la gana, pero déjame conmigo misma, siendo yo sin ser tú, que ya fue suficiente al principio, ya fue duro. Pero no hagas que caiga de nuevo. A ti no te lo permito, ni perdono.
Quiero acabar con ésto de una maldita vez, de una vez por todas. Dadme un disparo en la cabeza, ya

Te odio, te odio, te odio, te odio, TE ODIO
Te odio.

Walking Disaster

/ /

Vale que no duele, pero es inútil resistirse. Son muchas las ganas de suplicarle atención. Pero, y a pesar de todo, el tiempo y las corazas siguen siendo el mejor de los aliados. 
Así que volvamos un par de años atrás, un par de recuerdos que vuelven a la mente. Lo que daría por una máquina del tiempo, y dar marcha atrás, mucha marcha atrás, aunque fuera tan sólo para verme. Ver cómo era. Y es que... era todo tan absolutamente distinto. Era tan, tan, tan feliz... Inocencia, mucha. Ilusión, distintas las amistades, distintas las diversiones y distinta la música, la forma de ver la realidad. Debe ser cosa de la memoria selectiva, pero tan sólo conservo las risas y las caídas sobre patines, las mañanas en las terrazas comiendo pizza y aprovechar tanto las vacaciones que pasábamos más tiempo en la calle que en nuestras propias casas. Si es que éramos una familia, y, dime, ¿qué es lo que queda de aquello?
¿Qué queda?
Algo. Sí que queda algo, y quiero recuperarlo. De la forma que sea. Los buenos años no son para que queden en el recuerdo. Son para revivirlos, ¿comprendes? Re-vi-vir. Vivir otra vez.

Sum 41 | Walking Disaster )
Nunca creí que podría echar tanto, tantísimo de menos todo aquello.
Dadme cucharas, patatas y un despertador. Me voy al taller a montarme mi máquina del tiempo.


Madurar

/ 14 de febrero de 2012 /

Nosotros mismos diremos adiós a cientos de detalles estúpidos, con el tiempo, que nos acabarán definiendo cómo seremos, cómo actuaremos y de qué forma perdonaremos u olvidaremos los errores del pasado. 
Suena estúpido, pero me siento niña, y quiero dejar de serlo. Pero no puedo. O no me da la gana, en el fondo y a fin de cuentas. Me canso de mi misma. Sí, es eso. Hay momentos en los que mataría por una ausencia total de empatía y reflexión. No sé si reflexionas. Yo a todas horas, en todo momento. El autocontrol me domina hasta en las situaciones más controvertidas y diversas, da lo mismo si es alcohol o si es azúcar. Control, control. ¿Es buena tanta represión, tanto callar, tanta apariencia? Espera, ¿apariencia? ¿Es que se reduce a eso, a la mera razón de ser un trozo de roca? 
No quiero ser roca. No sé, no quiero ser niña. No quiero. Quiero madurar, quiero crecer, quiero aprender, quiero cambiar, quiero divertirme y no sé, no me apetece ser, si es que ser significa vivir como he vivido hasta ahora. Sin llevarlo al extremo, obvio. Los extremos son imagen de inmadurez. Ah, ¿te das cuenta? Interrelación, contínua, exhaustiva. Pequeñas redes neuronales, dejad de trabajar durante un momento. Dadme un respiro. 
Dejadme acabar con ésto.

Blah, blah, blah

/ 13 de febrero de 2012 /

Lo mejor es que después de todo, después de todo lo que ha pasado, después de tantos momentos y estupideces que han podido torcer las cosas en cientos y cientos y cientos de ocasiones, aquí. Aquí estamos. Respirando. Y nadie nos puede quitar este oxígeno. Es nuestro, no sé si llegas a comprenderlo. Nosotras escogimos la bombona y sólo nosotras decidimos tirarla a mitad camino. 
Gracias por permanecer en cada instante, cada segundo, cada día. Por cada detalle que me habéis demostrado. Por no faltar nunca el apoyo ni las ganas de seguir, juntas, porque las promesas son las promesas, y cobran más importancia cuando no quedan impresas en palabras propiamente dichas, sino en cada una de vuestras caricias y abrazos. En cada risa, sonrisa y mirada que componen las mejores semanas de nuestra historia. Gracias por existir. Sé que es un tópico, y que no sé demostrarlo a menudo, qué queréis, siempre fui la fría y calculadora o la inconformista de las cuatro. 
Pero no olvidéis que hasta la más fría de las rocas pasa frío en invierno. Y yo, a vosotras, os debo el más grande de los palacios de cristal. Lo que viene a ser un "os echo de menos" con un poco de "os querré siempre".
Gracias por tercera vez, pequeñas. A la tercera va la vencida. No me faltéis, nunca.

( ►Andrea De Artaza | Blah, blah, blah )
No la he encontrado en YouTube, o mejor, prefiero que la veáis desde SoundCloud, la calidad es excelente y ella tiene una voz preciosa.


Dance Little Liar

/ 11 de febrero de 2012 /

Si Dios me piensa castigar por esto, que lo haga, le hablaré largo y tendido sobre ciertos defectos de fabricación y sus juegos de azar. Somos incompatibles, qué se le va a hacer. A ambos nos debería importar una mierda, pero resulta que al final sólo a uno de los dos. Y tuve que ser yo. Remordimientos, ¿dónde estáis? Existen cosas más importantes y por encima de él, quizás eso es lo que más lástima me da, después de todo. Lo que más, o lo único, que en este caso viene a ser lo mismo.
En fin.

"Truth was built to bend
A mechanism to suspend the guilt"

505

/ 9 de febrero de 2012 /


[...] Febrero es, en mi opinión, el mes más detestable del año. La nieve sucia, el cielo gris, y los fuertes vientos que hacen que vivir en Chicago sea una auténtica pesadilla.Toda esa volátil alegría que tenía en Diciembre para una Navidad blanca y un deseo de patinaje sobre hielo en el Parque del Milenio se había desvanecido por completo. Pat y yo nos habíamos estado viendo desde aquella noche de Octubre, aunque ninguno de nosotros habíamos querido admitir la ''seriedad'' de la relación. Todavía después de cuatro meses me había negado a referirme a él como un novio, aunque pasasemos la mayor parte de los días y noches juntos. Me había convencido a mí misma de que yo todavía era la chiquilla soltera del instituto, pero una vocecilla molestaba, y empecé a pensar que estaba sintiendo algo por Pat. Y a pesar de que nuestro encuentro fuese totalmente inesperado, yo me sentía cómoda, feliz, y lo que es más importante, estaba aprendiendo a cuidar de otra persona. El exterior de mi carácter independiente se estaba erosionando, pero no pude dejar de cuestionar la situación en conjunto: los dos éramos muy jóvenes, inmaduros, era una tontería pensar que yo podría encontrar el amor en un muchacho loco que conocí en una fiesta. Aún tenía miedo de ser vulnerable y dependiente de otra persona, no podía confiar del todo en esto. Todas estas emociones a un lado, febrero fue un mes muy aburrido e inquieto. La diversión se había reducido drásticamente con el frío, especialmente después de la temporada de vacaciones. Después de una larga semana de pruebas, exámenes, y la excavación de Toyota, estábamos impacientes por la pequeña fiesta con los amigos que ibamos a hacer en el apartamento Oakdale. [...]

Lo más bonito de ésto es encontrarlo después de tanto tiempo y sonreír. En serio, no hay mejor sensación que revivir momentos felices, siéndolo tú también ahora.



The Contenders

/ 8 de febrero de 2012 /

Ahora es cuando el término volver adquiere el sentido de marcharse. Porque volver es irse, en cierto sentido. Porque es irse de donde ya te escapaste en su momento, por las razones que fueran y con sus debidas consecuencias, como lo es todo. En clase estoy dando el determinismo y, seamos realistas, dejé de creer en el destino y la suerte hace ya mucho tiempo. Es obvio que ésto apesta a determinismo. Todo tiene su razón de ser, es cuestión de remontarse a días-semanas-meses anteriores. Es una idea que me atrae, que me define, que se corresponde con toda mi forma de ser. Existe el azar, pero no la suerte. Más bien no quiero creer en ella, porque así sé que está en mis manos, de alguna forma. Que es decisión mía. O, vale, vale, de cualquier otro. Pero que la persona escoge. La persona decide. La persona elige dentro de todas esas opciones condicionadas. La culpa es tuya, suya, nuestra. Pero no del destino.
Dejemos que el destino decida. Qué suerte que has tenido. No. ¿Suerte? ¿Destino? Yo te respondo: azar. Acción, reacción, causa, consecuencia. No puedes borrar tu pasado, pero sí superarlo. O si lo prefieres... opta por la amnesia.
¿Entiendes? No puedes dejar que las cosas se solucionen solas, porque esas soluciones no caen del cielo, ni vienen en forma de caja de bombones. Y es que no puedes arreglarlo todo con una guitarra, y no siempre te quedará la batería, el bajo y puede que incluso una pandereta. Si la hay, hay que buscarla. Y si no la buscas, es que no la tiene. Es curioso ésto, porque en realidad es ambas cosas al mismo tiempo, que exista o no. Y hasta en eso, somos nosotros los que hacemos que sea una de las dos. La realidad no es ninguna de ambas, o lo es a la vez, hasta que por acción nuestra la obligamos a que se decante por una u otra.
Que no es cuestión de filosofía. Llámalo física. Física cuántica. Y eso me lo creo más que el mejor de los poemas de Bécquer.

Ahora es cuando el término volver significa he acabado con ello.

I Want You

/ 7 de febrero de 2012 /

¿Sabes qué es esto? The Pig Man, o tú.
¿Ah sí? Pues vamos a dibujarlo a él también... ¡Sí, sí! ¡Con manga corta! Y vamos a seguir riéndonos, porque esto es una mierda, y no nos interesa. Acabarás entre periódicos y yo en la sección de economía... Aunque también me veo en publicidad. Gafapasta, menudos escuchas. "Tu madre decía todo el rato que quería ser underground, pero se iba bien contenta al FIB!" A tí te hubiera gustado tener hermanitos. Lo sé. Por eso te tengo a ti.
Pues yo te quiero. Que lo sepas. Gracias por estar cuando hace falta y cuando no también. 
Te quiero muchísimo. Y ya sabes que no lo digo nunca.


Estúpida

/ 5 de febrero de 2012 /

Las comparaciones son odiosas, y ciertos amigos saben cómo hacerme sentir como una mierda, aunque sea sin esa intención.
Prometo no volver a hacerlo. Lo prometo. Me pienso aplicar el complejo de Jenny Beckman, sólo que con algo más de intensidad.



Everlong

/ 3 de febrero de 2012 /

Pues no me importaría una llamada tuya, de ésas que son a deshoras. De ésas que son a las siete de la mañana y me hacen sonreír, incluso de madrugada, si nos ponemos exigentes. Aunque también me valdrían de esas perdidas que suenan en Nochevieja y nadie se entera. Cualquiera, lo prometo. Y es que cualquiera me vale o valdría.
¿Qué quieres que te diga? Me gustaría estar allí. En ambos lugares a la vez. Me gustaría dividirme por la mitad, que fuera verano, invierno, cualquier época del año. Tener cada pie a setecientos y pico kilómetros el uno del otro y reírme a carcajadas por cosquillas, unas en las piernas y las otras en el cuello. Como si son cien cañones por banda, viento en popa a toda vela o si somos como un completo desconocido. A mi que me cantes Come as you are no me emociona igual que si tienes un blues para mi, pero existe en tu encanto algo que me llama la atención, después de todo. Submarinos amarillos, de los que pasan o los que están por pasar, o eso creo.
No pienso (en absoluto) que me eches de menos. Pero aún así, te acuerdas de mi. Pues bien, esta noche dejo el móvil encendido... por si te apetece.


Said I've Been Crying

/ 2 de febrero de 2012 /

Fuera. Fuera de mi vida. Fuera tus cosas, fuera tu ropa, fuera tu mierda, fuera todos tus vinilos y el tocadiscos en madera lacada. Fuera, ¿escuchas? Hemos sobrepasado el límite. Suficiente auto destrucción, quiero terminar de una vez por todas. ¿Cómo te atreviste a decirme...? ¿Cómo te has atrevido? Dime que me has escuchado. Dime que me has escuchado llegar, porque las lágrimas caen pesadas como el plomo. Me cargan tus gritos en la espalda, las semanas se están volviendo eternas. Trabajar de siete y llegar a las once, y tú en la esquina meciéndote al compás del undécimo cigarrillo de la tarde. Tú. Sólo tú. Tú y toda tu esquizofrenia. Muero, ¿oyes? Muero. Llamé anoche a tu puerta, me arrastré pese a todo, encogido, destrozado. "Qué has hecho... qué...". Llamé. Ni si quiera abriste, te asomaste por la ventana con gesto de desdén. Y es que has dejado de interesarte lo más mínimo por la realidad. Despeinada, entre raya de coca y anfetas para pasar el rato jugando al Rubik. Un vaso de ron con hielo, más que de hielo con ron. La piel cetrina. Fíjate, no eres tú. No lo eres... Los omóplatos.¿En qué te has convertido? Y empiezan las discusiones... ¿Sabes? No quiero perderte, pero me obligas con toda tu presencia y tu esencia y tu estúpida forma de verte. Porque odio esa nevera vacía y tengo miedo de que la cosa vaya a más, que te pierdas aún más. Dices eso de que la materia y el espíritu y esas bobadas que inventas para justificar tu anorexia, tu psicosis incurable. Estás muriendo, ¿oyes?, lo estás consiguiendo. Te agarro por las muñecas. Y gritas. Gritas muy fuerte.
- ¡Cállate!
- ¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡No lo entiendes! ¡Que me sueltes! ¡Déjame en paz, déjame! ¡Quiero morir, déjame hacerlo!
Empujas hacia las mesas, intentas escapar y salir corriendo. Caen los licores, los cristales se hacen añicos. Pequeñas dagas. 
- ¡Quiero morir! - sigues aullando. 
- Estás acabando con todo...
- Quiero acabar.
- No quieres.
- Sí quiero.
- ¿¡Por qué?! - la estampo contra la pared, llevado por la furia, y su cuerpecillo de bailarina se estremece como el de un ruiseñor herido -. ¿Qué buscas? ¿Qué quieres? Lo has matado - sentencio-. Lo has matado del todo. No puedo más. No puedo. Se acabó.
Se acabó. Todo tu afán por destruirte, todas esas cuchillas, todos esos miedos, esos reflejos de fantasma... se han acabado. Has acabado conmigo.

Led Zeppelin | Since I've Been Loving You
"Everybody trying to tell me that you didn't mean me no good.
I've been trying, lord, let me tell you... let me tell you I really did the best I could..."


Amistad de mierda

/ 1 de febrero de 2012 /
No lo sabes pero... habías metido la pata. Muchísimo. Y por suerte, porque has sabido... arreglarlo, por así decirlo, te has salvado.
Porque a Dios había puesto por testigo que, si no lo solucionabas tú, iba a acabar de raíz con el problema. Y te juro que estaba a absolutamente nada de hacerlo.

...

Jan has gone

/ 31 de enero de 2012 /

Y al final ni Enero fue tan espectacular como pensabas, ni ha durado tanto como creíste. Pero bueno... lo que sea por los viejos tiempos. Haremos un pequeño esfuerzo, no cuesta nada. ( Across the Universe ) Gracias por... bueno, no hay nada que agradecer. Aún así, gracias igualmente.
Los pequeños detalles son los que cuentan. Por suerte o por desgracia... cuentan más en el día a día.

 
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