Jaque mate

Lo más triste de las despedidas es que da igual cuánto queramos retrasarlas, es el final no escrito de la vida. Y más vale aceptarlo, más vale hacerse a la idea desde el principio de la novela. Lo más triste de las despedidas es cuando decides llevar tú la iniciativa, cuando te das cuenta de que la nostalgia sólo pesa mientras la cargues sobre tu espalda.
Porque lo efímero es vivir de ilusiones, la ilusión de que esa cosa se va a volver a producir. Que no hay nada que te deje con ganas para siempre, y que solo te quede el recuerdo.

Fin. Mayo de 2012.

Songwriting Process

/ 6 de noviembre de 2011 /
Está nublado, allí fuera. El cielo está gris, totalmente gris, y llueve.
Si te quedas en silencio puedes oír el repiqueteo de las gotitas sobre la ventana, aunque no sean más que algunas chispas; casi nada, en realidad. Tan sólo tienes que quedarte callado unos segundos, y oirás "clic, clic, clic", como golpecitos. 
Cinco de la tarde en la ciudad cualquiera, principios de Noviembre. El sonido de las ruedas de los coches sobre el asfalto, a modo de banda sonora. Paraguas y el tráfico de un domingo sin importancia. No es festivo. No es verano. Se quedó en ordinario. 
Esperas un semáforo en verde. Te hizo gracia cuando te comentó ayer aquello de "November Rain", no pudiste disimular una sonrisa. "Qué cosas, qué cambios." El pensamiento más repetido del año se vuelve a materializar, como de costumbre. Te parece que cualquier situación es excusa para decirlo, y quizás tienes razón. De repente, haces memoria y te vuelves a imaginar ésa pregunta del Ask, de otro anónimo, como suele pasar: "¿Qué te gustaría cambiar de tí mismo?" "Miopía", has dicho, aunque en realidad lo que te encantaría arrancarte es esa fastidiosa capacidad de recordarlo todo. Pero, ¿y a quién le importa? No saben hasta qué punto tienes grabado ciertas imágenes en tu mente. En una ocasión leí: "La gente olvidará qué hiciste, o lo que dijiste, pero no olvidará cómo les hiciste sentir". Creo que no formo parte de ese precepto. Para nada. Nunca se me olvida lo que hicieron o dijeron, pero sí que es posible que llegue a no recordar el dolor que sufrí. En ocasiones, ni soy capaz de revivirlo. Es como si me lo prohibiera a mí misma. Una especie de defensa personal, o eso es lo que me gusta pensar.
Pasa un autobús rojo, y lo primero que te viene a la mente son aquellas tardes de camino al Ayuntamiento, en la parada, muerta de frío, y retrasándote, como de costumbre. De pensar que tenías que haber salido veinte minutos antes, como el fin de semana anterior, y así llegar con tiempo de sobra. Suspiras. Te frotas las manos y continúas mirándote las botas nuevas, de cordones, las que te regaló mamá hace unas dos semanas. Esto es poco menos que delirante, extasiante, alucinante. Sólo me sale decir palabras absurdas e inconexas, joder. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué coño pasó? Una especie de torrente de ira te sube por la garganta, quemándote, abrasándote, como si de un trago de absenta se tratara. Tengo ganas de llorar, de derrumbarme, mandarlo todo a la mierda. Siento asco, asco, asco. No quiero a nadie. ¿De qué me sirve el frío? ¿De qué me sirve un November Rain? ¿De qué me sirve? De nada. Vives engañada. Todo es una gran mentira, no tienes opción a ser feliz. No la tienes. Deja a los demás que hagan sus vidas e intenta desaparecer de las suyas...
Un leve mareo. Empieza a cesar el ruido. Levantas la cabeza y apartas por unos momentos esos pensamientos. Echoes, Echoes, Echoes. Los coches frenan lentamente. Pisas el primer charco y te mojas todos los zapatos. Pues sí. ¿Por qué? Qué más da..., ¿a qué habrá venido ese arrebato de furia? Creo que necesito despejarme, bastante. Últimamente no hago más que decir chorradas, y me canso rápidamente. Plaf, plaf, otro charco. A Rimbaud le gustaba decir... sí, ¿qué era? Sí, sí... Las 7 reglas sencillas para vivir de incognito…1, no fiarse jamás de un poli con gabardina. 2, desconfiar del entusiasmo y del amor, ambos son pasajeros y oscilan rapido. 3, Cuando te pregunten si te importan los problemas del mundo, mira fijamente a los ojos de quién te lo pregunta, no volverá a preguntartelo. 4 y 5, nunca des tu nombre real,. 6, Si te dicen que te mires a ti mismo, no lo hagas. Nunca digas ni hagas nada que la persona que tengas delante , no pueda entender. 7, Nunca jamás creer nada, porque será mal interpretado, te encadenará y te perseguirá el resto de tu vida y eso nunca cambiará. Totalmente de acuerdo, sin duda. 
Todo me sabe a metafísica y absurdo. Quisiera desvanecerme y aparecer misteriosamente en otra dimensión, fundirme con el humo de un cigarro con aroma a vainilla y melocotón. O colocarme. Un chute de heroína, así, sin más. Perderte en la euforia de la aguja. Oh, sí, me colocaría, ya mismo. No sé qué hago perdiendo el tiempo yéndome al Centro, tendría que estar perdida en un universo alternativo dialogando con la Muerte. 

Resumen de tres minutos, si llega, de diálogo mental. 
Muchas niñas hablan de bipolaridad, cuando en realidad es pura adolescencia. 

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