Jaque mate

Lo más triste de las despedidas es que da igual cuánto queramos retrasarlas, es el final no escrito de la vida. Y más vale aceptarlo, más vale hacerse a la idea desde el principio de la novela. Lo más triste de las despedidas es cuando decides llevar tú la iniciativa, cuando te das cuenta de que la nostalgia sólo pesa mientras la cargues sobre tu espalda.
Porque lo efímero es vivir de ilusiones, la ilusión de que esa cosa se va a volver a producir. Que no hay nada que te deje con ganas para siempre, y que solo te quede el recuerdo.

Fin. Mayo de 2012.

The Guns of Brixton

/ 23 de noviembre de 2011 /



Finges tan bien que te has perdido, hasta el punto de no saber qué es la verdad, y qué la mentira. Es tan perfecto el vivir engañado, un día a día calcado a como lo deseabas, porque eres capaz de imaginarlo. 
Pero, ¿cuánto puede durar pisar los charcos en Candem Town? Lo justo, hasta que te paras a pensar y dices: "Esto es absurdo". Y te das cuenta de que hasta llorar te parece absurdo. No tienes nada por lo que llorar. Qué lástima, me había llegado a acostumbrar, es tan terapéutico... Ni una lágrima. Al final sería verdad aquello de que remover tanta mierda, te deja tan seca que más tarde no te hace efecto. ¿Frustrante? Se supone que lo deseabas. Bien, de acuerdo. Una vez más alguien me ha escuchado y me ha hecho caso. ¿Se puede saber quién se encarga de la administración de mis deseos? Hola, no son pocas las veces que ya he comentado que adoro soltar estupideces, en todo momento. 
Ya no sé ni de qué estoy hablando. Seamos sinceros, estoy perfectamente, incluso contenta. No, contenta no es la palabra. No, no.
Podría decirse que no me siento como si fuera basura, y en ocasiones llego a pensar que soy feliz, pero solo en algunos momentos puntuales. En realidad, tengo poco de qué quejarme. Pero, ah, la rutina me mata. Me fastidia conformarme con banalidades y sólo banalidades. Las adoro, de acuerdo, pero cuando hay algo más importante detrás de todas ellas, o cuando busco una razón de ser por otro lado.
Hoy es el día perfecto para un London Calling. Necesito escaparme un tiempo, necesito relajarme, huir un poco del mundo. De la gente. Menuda semana ésta, no debería ni pensarlo. Y las que quedan.
Hoy es el día perfecto para tomar un Ibuprofeno. Asco de exámenes, hacía meses que no me dolía tanto la cabeza. Conseguirán acabar conmigo, estoy segura.
Noviembre no es infinito, también... Pues eso. Hagamos que parezca un accidente. O lo que sea, por favor, pero terminemos con esto de una maldita vez.

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