Me encanta oirte hablar del Help y acariciarte el pelo horas. Me encanta que me cuentes que llegarás lejísimos, más lejos que tus hermanas, y que tu vida es volar, pequeño gentleman, largarte en un avión y desaparecer bien lejos. Adoro tus chaquetas y tus jerseys y tus palabras extrañas. Escuché en las noticias que estabas planeando arrojarme por un cañón, y también escuché el vals del martillo al despertarme esta mañana. Cuando te miro me hace gracia, porque lo primero que pienso es "La vida da muchas vueltas", y aquí estoy de nuevo, intentando abstraerme unos minutos de la realidad escuchándote hablar de tu padre y sus hazañas militares. Eres de esa clase de personas que nunca creíste que podrías llegar a conocer, pero que fíjate, sólo eran necesarias un par de volteretas.
Alguien digno de observar, de aprender y de apreciar. Digno de la curiosidad de los demás.
- "Perdona, es que estaba coleccionando sonrisas y me falta la tuya".
- Qué malo.
- Pues para cortar el hielo está que flipas.
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