Voy a hablar como si sintiera aún algo, cuando en realidad estoy como ésas bolsas herméticas y cerradas al vacío, más por esto último que por nada de lo anterior.
Yo creo firmemente que todo tiene razón de ser, y una finalidad oculta, visible, patente, o de la forma que sea. Aún así hay ciertas cosas que no tienen sentido, paradójicamente. Con eso me refiero a que no tienen sentido, porque no se lo buscas. A mí me gustan esas cosas, como decir un montón de frases absurdas e inconexas, manteniendo una conversación sin pies ni cabeza por pura diversión, sin saber si acabaremos hablando de leones intergalácticos o de la última de los indignados. En otras ocasiones, tú eres el que le aporta el sentido. Es el caso de las canciones. Cada una de ellas tiene un mensaje especial y concreto que te reporta justo al fichero de "Recuerdos", y baila como una neurona loca impaciente por transmitirte el impulso nervioso. Y las imágenes, como las de Johanna, aparecen, sin más. Y sonríes, o lloras, o ríes a carcajadas. O simplemente te quedas tan inmutable como estas últimas horas. En realidad, eres tú el que eliges como estar.
Y sólo a veces, aunque no siempre tan a veces como desearíamos, no son cosas, ni situaciones, ni lugares, ni recuerdos. Son personas. Y sí, efectivamente. Son ellos los que te dan significado a ti.
[ Estoy completamente segura de que no será el mejor blues del mundo,
pero a mí me basta con que sea un blues y poder pensar en quien me de la gana cuando lo
escuche. Sin que sea un enlace de redirección a anteriores días, o añoranzas, o nostalgia.
Y eso es mucho más de lo que podría desear. ]
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