Jaque mate

Lo más triste de las despedidas es que da igual cuánto queramos retrasarlas, es el final no escrito de la vida. Y más vale aceptarlo, más vale hacerse a la idea desde el principio de la novela. Lo más triste de las despedidas es cuando decides llevar tú la iniciativa, cuando te das cuenta de que la nostalgia sólo pesa mientras la cargues sobre tu espalda.
Porque lo efímero es vivir de ilusiones, la ilusión de que esa cosa se va a volver a producir. Que no hay nada que te deje con ganas para siempre, y que solo te quede el recuerdo.

Fin. Mayo de 2012.

Time + 28 days

/ 27 de marzo de 2011 /

old time


Quizás tan sólo estoy cansada de escuchar siempre los mismos ecos, las mismas palabras, los mismos susurros e ideas prefabricadas.
Quizás tan sólo hecho de menos Febrero. Nunca me había llamado la atención ese mes. Tampoco ahora. Pero antes, sí, antes lo odiaba. Lo encontraba sucio, gris, monótono, quería que se pasara rápido. Sin embargo, lo que desearía ahora es haber aprovechado más esos veintiocho días. Haber salido más, reído más, estudiado más, hablado más. Más, más, más. Los días eran más cortos, las noches más largas y frías. Las clases se hacían eternas, en ocasiones llovía. Tenías que hacer deberes para mantenerte al día. Pequeños cambios de humor, cumpleaños que olvidas, un catorce de Febrero que ignoras y del que te ríes con tus amigas, como siempre. Una tarde en el Starbucks, o dos. Un "mañana me levanto a las seis" y un despertador que nunca sonaba. Una alarma del móvil que te trae pedacitos de recuerdos, de días aún más fríos, de ordenadores, chocolate, Sultans of Swing y deberes inacabados, o mejor dicho, nunca empezados. Qué sientes, ¿añoranza? Sí. Añoro aquellos momentos. Daría lo que fuera porque se repitiera cada uno de ellos. 
Eran geniales. Ninguno lo rememoro con tristeza, al contrario, son pequeños detalles que logran sacarte siempre una sonrisa y te hacen pasar un día mejor de lo esperado... ¿felicidad rebosante y danzante? No. Esos no serían los adjetivos adecuados. Es una especie de serenidad y dulzura que te colma por dentro. Suena cursi, pero es lo que hay, chicos. No se puede pretender ser siempre un trozo de hielo, para nuestra desgracia. A veces toca pasarse de edulcorados, para desahogarnos.




Planes que se quedan en nada, o en media página de líneas garabateadas, esperando en silenciosa inquietud, a la manera inglesa... 

El tiempo se ha acabado. La canción ha terminado.
Pensaba que diría algo más.

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