Jaque mate

Lo más triste de las despedidas es que da igual cuánto queramos retrasarlas, es el final no escrito de la vida. Y más vale aceptarlo, más vale hacerse a la idea desde el principio de la novela. Lo más triste de las despedidas es cuando decides llevar tú la iniciativa, cuando te das cuenta de que la nostalgia sólo pesa mientras la cargues sobre tu espalda.
Porque lo efímero es vivir de ilusiones, la ilusión de que esa cosa se va a volver a producir. Que no hay nada que te deje con ganas para siempre, y que solo te quede el recuerdo.

Fin. Mayo de 2012.

Wio

/ 14 de abril de 2012 /

La razón de ser de la sinrazón. Se estancó. Se volvió tenue y también espectro, y luego... Luego no vino nada. Nada viene después de traspasar el limbo sobre raíles. Nunca un tren fue detenido por el retraso de un único pasajero, no, no. Es parte del encanto de la vida, de ver cómo pasa, cómo pierdes y cómo ganas. Cómo te sientas en el siguiente vagón y la luz a través de la ventana alumbra las motas de polvo. No hay dos personas iguales, ni todos somos tan parecidos. Ecos definidos de zancadas sobre el pasillo entre asientos. La puerta corredera, pasa, se va. En la radio portátil las primeras notas de una melodía desconocida y el diálogo fluído del locutor: "Uno de los grupos más representativos de la escena 'indie' en español, los catalanes Love of Lesbian, aseguran que en su nuevo disco 'La noche eterna. Los días no vividos' han unido su parte "más gamberra con la más emotiva de manera homogénea comparándolo con otros discos más esquizofrénicos" para "afinar más la puntería" de cara a los fans de la banda. En una entrevista en el programa, el cantante del grupo, Santi Balmes, ha reconocido que su séptimo disco...". Y si cierras los ojos eres capaz de ver a través de ellos, una especie de renacer de terciopelo naranja, como el del melocotón. Las sensaciones que suben, poco a poco. Algunas reflexiones. Que siempre hay trenes de vuelta a casa, y que por segundas, entiendes oportunidades. Que cuando llegues lo primero que harás será llamar por teléfono a tu hermana y pintarte los labios de rojo.
Madrid en el bullicio y en los diálogos de las ancianas. El equipaje que va y viene con la gente, y tú mientras pensando si no estarás haciendo una locura, oprimiendo con fuerza ese diario antiguo. Pero todo se cierra en banda con el primer silbido de una moto en la Gran Vía.
Así llegó Abril.
Estúpidamente.

Parabólicos y obsesos que en la noche se sinceran y se crecen, qué valientes.

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