Me encantaría describir cómo me siento en este instante, y sólo me sale decir que hacía tiempo que no me sentía tan mal. Tan sólo citar Agosto. Distinta la situación y distintos los motivos. Pero juro que hacía mucho, muchísimo tiempo que no me notaba así de rota. Decepcionada. Engañada. Todo, mezclado. La razón del berrinche es obvia, pero no una novedad, y es que tiendo a la imbecilidad y confío y creo en quienes no debo. Paso de andarme por las ramas. Que paso. Paso del mundo, paso de todos vosotros. Estoy harta de ser yo. No quiero ser yo.
Me odio. Os odio. No. No sé a quién odio. Ojalá desapareciera y os pudriérais lentamente, no os quiero ni ver. Ojalá pudiera marcharme tan lejos que os olvidaráis de mi presencia, porque yo con la vuestra haría lo propio. Me da igual. Que me da igual. Joder. ¿Por qué cada vez que considero algo como una cúspide, como lo perfecto, lo ideal, lo idóneo... por qué cae? ¿Por qué me sale mal? ¿Por qué la gente miente? ¿Por qué es una decepción contínua? Dios. Es horrible. Siento que todo falla y no sé por qué. Me apetece encogerme.
He pensado unas siete veces en una hora en morirme. Bendita exageración, desde peuqeña relaciono la muerte como un quedarse dormida y no despertar. Pues eso mismo. No despertar. Consumirme. Lenta y silenciosamente, mordiéndoos la conciencia, jodiéndosla, prendiéndosla fuego.
Ya he conseguido desahogarme.
Creo que la mejor idea es echar un vistazo atrás. Dos años atrás. Y un bidón de gasolina, para eliminaros como sucia escoria.
0 coliflores:
Publicar un comentario