Jaque mate

Lo más triste de las despedidas es que da igual cuánto queramos retrasarlas, es el final no escrito de la vida. Y más vale aceptarlo, más vale hacerse a la idea desde el principio de la novela. Lo más triste de las despedidas es cuando decides llevar tú la iniciativa, cuando te das cuenta de que la nostalgia sólo pesa mientras la cargues sobre tu espalda.
Porque lo efímero es vivir de ilusiones, la ilusión de que esa cosa se va a volver a producir. Que no hay nada que te deje con ganas para siempre, y que solo te quede el recuerdo.

Fin. Mayo de 2012.

Someone like you

/ 12 de marzo de 2012 /

De verdad que no puedo evitar que me coma por dentro. Y que duela. No sé si es porque son demasiadas las ansias de querer ser como ella, o por lo que pasó. No lo sé. Pero es peor si la curiosidad me pica, que a veces muera interiormente creyendo que ya no podrá hacerme daño. Y es que es verla y rendirme. Total frustración. 
¿Y por qué? Pausa. Ni de casualidad doy con la respuesta. Ni si quiera con la incorrecta. ¿Qué es peor, al fin y al cabo? ¿Dejar de ser o seguir siendo transparente? Juro no volver ni a intentarlo, que no, que sufro. Que si me obsesiono. Esa larga retahíla de inconvenientes que me repito en más de una ocasión. Pero vuelvo a lo mismo, que no me abandona esta angustia en el pecho. Se tratan de emociones no tratadas correctamente, residuales. Las cenizas que prenden la paja cuando no se pisoteó bien cuando el fuego estaba casi extinguido.
Los casi no aseguran nada. Que algo sea probable, no significa que suceda.
No me lo explico y no me lo quiero explicar. No quiero explicaciones. Para qué. Para qué, de verdad. Prometido que soy feliz y que he cambiado, que las cosas han cambiado, que se madura con los daños. Que no hay capas. Que no finjo. Que soy tal cual, con la dualidad. Pero yo. 
Y aún así no es suficiente. 


Y este verano me voy a Oxford. Perfecto, redondo, circular. 
No sé si realmente es a donde quiero ir.


0 coliflores:

 
Copyright © 2010 melt, All rights reserved