Jaque mate

Lo más triste de las despedidas es que da igual cuánto queramos retrasarlas, es el final no escrito de la vida. Y más vale aceptarlo, más vale hacerse a la idea desde el principio de la novela. Lo más triste de las despedidas es cuando decides llevar tú la iniciativa, cuando te das cuenta de que la nostalgia sólo pesa mientras la cargues sobre tu espalda.
Porque lo efímero es vivir de ilusiones, la ilusión de que esa cosa se va a volver a producir. Que no hay nada que te deje con ganas para siempre, y que solo te quede el recuerdo.

Fin. Mayo de 2012.

The Youth

/ 28 de febrero de 2012 /

Despertador. Desperezarse. Deslizarse sobre las sábanas unos minutos más, sí, es relativamente temprano, aún quiero dormir. Desacorde en general, desacordarse. Desquiciarse por enésima vez y desentendidamente deshacer la cama y levantarse de un salto. Despierto.
Desayuno, descuido, desánimo, desnudar. ¿Descansado? Desde cuándo, llevo sin pegar ojo noches enteras, las destrozas se acumulan desanimosas en los rincones. Desilusión, desinfección. Aquella herida aún sangrante de costras reabiertas. Dos. Minutos. Dos. Encubiertos. Dos, tres, cuatro, cinco, siete, veintiúno. He perdido la cuenta, volvamos a empezar. Tazón de cereales, galletas, mochila, salir a la calle, respirar.
He descubierto el camino hacia la libertad del modo más apetecible y menos racional: desconocimiento. Puro, inmaduro, descorazonador. Desviviendo entre mares de ignorancia en busca de la felicidad. Es un desafío para quien aún intenta darle sentido a algo que, para mi, lo perdió hace ya tiempo. La vida.

Y esto es lo que pasa al intentar coordinar conversaciones variopintas y escribir. 

0 coliflores:

 
Copyright © 2010 melt, All rights reserved