[...] Febrero es, en mi opinión, el mes más detestable del año. La nieve sucia, el cielo gris, y los fuertes vientos que hacen que vivir en Chicago sea una auténtica pesadilla.Toda esa volátil alegría que tenía en Diciembre para una Navidad blanca y un deseo de patinaje sobre hielo en el Parque del Milenio se había desvanecido por completo. Pat y yo nos habíamos estado viendo desde aquella noche de Octubre, aunque ninguno de nosotros habíamos querido admitir la ''seriedad'' de la relación. Todavía después de cuatro meses me había negado a referirme a él como un novio, aunque pasasemos la mayor parte de los días y noches juntos. Me había convencido a mí misma de que yo todavía era la chiquilla soltera del instituto, pero una vocecilla molestaba, y empecé a pensar que estaba sintiendo algo por Pat. Y a pesar de que nuestro encuentro fuese totalmente inesperado, yo me sentía cómoda, feliz, y lo que es más importante, estaba aprendiendo a cuidar de otra persona. El exterior de mi carácter independiente se estaba erosionando, pero no pude dejar de cuestionar la situación en conjunto: los dos éramos muy jóvenes, inmaduros, era una tontería pensar que yo podría encontrar el amor en un muchacho loco que conocí en una fiesta. Aún tenía miedo de ser vulnerable y dependiente de otra persona, no podía confiar del todo en esto. Todas estas emociones a un lado, febrero fue un mes muy aburrido e inquieto. La diversión se había reducido drásticamente con el frío, especialmente después de la temporada de vacaciones. Después de una larga semana de pruebas, exámenes, y la excavación de Toyota, estábamos impacientes por la pequeña fiesta con los amigos que ibamos a hacer en el apartamento Oakdale. [...]
Lo más bonito de ésto es encontrarlo después de tanto tiempo y sonreír. En serio, no hay mejor sensación que revivir momentos felices, siéndolo tú también ahora.
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