En estos instantes, la palabra mierda es lo que más se acerca a la realidad.
Mierda, mierda y mierda. Tengo de sobra, ¿os apetece? Es que ya sabéis, los amigos comparten, y esas cosas. Los buenos amigos. ¿Queréis? Y os aviso con tiempo, para que no tengáis que cambiar a última hora los planes, y os suene la alarma de incendios (ups, perdón, de simulacro de incendios) a mitad de examen. Una experiencia irrepetible. Os invito a no esforzaros por absolutamente nada, merezca o no la pena. Total, las coincidencias o el egoísmo ajeno seguro que os termina de joder todo lo que teníais pensado. No os hagáis expectativas, la experiencia, por lo menos a mi, me ha enseñado que siempre acaban decepcionándote. Y dicho sea ya de paso, que les follen. A todos. Estoy total y absolutamente harta de escucharlos, un día tras otro gritando, contínuamente. Estoy harta de que se haga la víctima, y que se tome la justicia por su mano y tergiverse las situaciones para ponerlas a su favor. De que odie indiscriminadamente y pretenda controlar mi vida. Qué te parece. A mi me parece que te puedes ir a la mierda, a esa misma mierda que me cubre hoy hasta la punta de la nariz. ¿Ves? Comparto. Es más, vas directamente, sin preguntar.
Analiza sintácticamente el concepto hasta los cojones y saca tus putas conclusiones. Cuento los días no para cumplir los dieciocho, sino para no volver a ver tu cara.
No creo que me limite hoy a quejarme de tal persona. El desencadenante de todo esto no ha sido, precisamente, al último al que me refiero. Pero puedes dejarme en paz un rato, tú a mi también.
Fin.
PD: Nadie tiene derecho a reprocharme ésto. Mi blog, mis normas, mi odio efímero y mi decisión de escribirlo. Kaputt.
0 coliflores:
Publicar un comentario