Jaque mate

Lo más triste de las despedidas es que da igual cuánto queramos retrasarlas, es el final no escrito de la vida. Y más vale aceptarlo, más vale hacerse a la idea desde el principio de la novela. Lo más triste de las despedidas es cuando decides llevar tú la iniciativa, cuando te das cuenta de que la nostalgia sólo pesa mientras la cargues sobre tu espalda.
Porque lo efímero es vivir de ilusiones, la ilusión de que esa cosa se va a volver a producir. Que no hay nada que te deje con ganas para siempre, y que solo te quede el recuerdo.

Fin. Mayo de 2012.

Cocaine

/ 20 de enero de 2012 /
En estos instantes, la palabra mierda es lo que más se acerca a la realidad.
Mierda, mierda y mierda. Tengo de sobra, ¿os apetece? Es que ya sabéis, los amigos comparten, y esas cosas. Los buenos amigos. ¿Queréis? Y os aviso con tiempo, para que no tengáis que cambiar a última hora los planes, y os suene la alarma de incendios (ups, perdón, de simulacro de incendios) a mitad de examen. Una experiencia irrepetible. Os invito a no esforzaros por absolutamente nada, merezca o no la pena. Total, las coincidencias o el egoísmo ajeno seguro que os termina de joder todo lo que teníais pensado. No os hagáis expectativas, la experiencia, por lo menos a mi, me ha enseñado que siempre acaban decepcionándote. Y dicho sea ya de paso, que les follen. A todos. Estoy total y absolutamente harta de escucharlos, un día tras otro gritando, contínuamente. Estoy harta de que se haga la víctima, y que se tome la justicia por su mano y tergiverse las situaciones para ponerlas a su favor. De que odie indiscriminadamente y pretenda controlar mi vida. Qué te parece. A mi me parece que te puedes ir a la mierda, a esa misma mierda que me cubre hoy hasta la punta de la nariz. ¿Ves? Comparto. Es más, vas directamente, sin preguntar.
Analiza sintácticamente el concepto hasta los cojones y saca tus putas conclusiones. Cuento los días no para cumplir los dieciocho, sino para no volver a ver tu cara.
No creo que me limite hoy a quejarme de tal persona. El desencadenante de todo esto no ha sido, precisamente, al último al que me refiero. Pero puedes dejarme en paz un rato, tú a mi también.
Fin. 
PD: Nadie tiene derecho a reprocharme ésto. Mi blog, mis normas, mi odio efímero y mi decisión de escribirlo. Kaputt.

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