Por qué hago ésto. Por qué. Y por qué me pasa. Y una, y otra, y otra vez. Contínuamente, y yo, llorando. Otra vez. Sí. Ni diciembre ni nada. Nada es perfecto, ni la felicidad eterna. Será cierto que es efímera, y que no dura.Y en medio del escritorio, con la luz apagada, llorando y llorando. Con ganas de vomitar y acabar con todo, y autodestruirte y desaparecer y no levantarte de la cama y consumirme. ¿A cuántos más hay que perder por el camino? Necesito pensar. Pero si pienso, es peor todavía. Lo que necesito es... una guitarra.
Nunca el Sticky Fingers me marcará tanto, por tantas razones, canciones y sensaciones.
0 coliflores:
Publicar un comentario