Jaque mate

Lo más triste de las despedidas es que da igual cuánto queramos retrasarlas, es el final no escrito de la vida. Y más vale aceptarlo, más vale hacerse a la idea desde el principio de la novela. Lo más triste de las despedidas es cuando decides llevar tú la iniciativa, cuando te das cuenta de que la nostalgia sólo pesa mientras la cargues sobre tu espalda.
Porque lo efímero es vivir de ilusiones, la ilusión de que esa cosa se va a volver a producir. Que no hay nada que te deje con ganas para siempre, y que solo te quede el recuerdo.

Fin. Mayo de 2012.

Some Kind of Love

/ 5 de diciembre de 2011 /
Consumes los malditos días entre la indiferencia y la confusión, y sólo me dejas opción para ceder inmediatamente al tedio y al asco. Pero siempre vuelves, siempre. Y no hay forma de hacerte desaparecer, o eliminarte. Eres incapaz de cansarte o reconocer que puedes perder, y que algún día acabarás perdiendo. ¿En qué quedamos? Qué mal se te da a tí reconocer errores, y aún peor que se me da en este caso a mi empujarte escaleras abajo. Si es que me agotas, mucho, demasiado, y sigo sin la más remota idea de porqué te lo permito. 
Pero sigo aquí, y te sonrío y te abrazo y etcétera, siempre etcétera. Ese es el problema, el etcétera, los puntos suspensivos. Y creerte, y ponerme de tu parte, y en general, casi todo. Y de acuerdo que es porque yo lo quiero así y que si me diera la gana formarías parte de la lista de desaparecidos (demasiadas listas) y se acabaría de una vez por todas, pero cuando creo que sobrepaso el límite, las puertas se cierran de golpe a mis espaldas. Y no quiero que se cierren, las quiero entreabiertas. Me da miedo la oscuridad, es así de simple. 
En ocasiones prefieres un Heroin, y otras, sin embargo, lo que necesitas escuchar es Sweet Jane. Pero, quién me manda hablar.

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