Jaque mate

Lo más triste de las despedidas es que da igual cuánto queramos retrasarlas, es el final no escrito de la vida. Y más vale aceptarlo, más vale hacerse a la idea desde el principio de la novela. Lo más triste de las despedidas es cuando decides llevar tú la iniciativa, cuando te das cuenta de que la nostalgia sólo pesa mientras la cargues sobre tu espalda.
Porque lo efímero es vivir de ilusiones, la ilusión de que esa cosa se va a volver a producir. Que no hay nada que te deje con ganas para siempre, y que solo te quede el recuerdo.

Fin. Mayo de 2012.

La Valse d'Amélie

/ 17 de diciembre de 2011 /

Yann Teirsen | La Valse d'Amélie
¿Cómo podéis seguir pensando que seguís sintiendo lo mismo por la misma persona durante tanto tiempo? No es real. Esa sensación es falsa. El sentimiento cambia, mengua, crece. Te puedes olvidar durante un tiempo y luego revivirlo todo de nuevo. Pero nunca es la misma intensidad. 
O también puede que lo pierdas, lo pierdas del todo, y entonces plaf, algo se accione, y cuando menos te lo esperas, allí estás tú, tú de frente a la realidad, con las manos vacías y los días perdidos. Un pequeño repaso de lo acontecido, rebuscando algo que te haga sentir. Sí. Y no está, no queda nada. Ha desaparecido, se ha esfumado, evaporado, pulverizado. Y es horrible, muy horrible. Uno no se da cuenta hasta que lo vive.
No puedes sacar de donde no hay, dicen. Y es del todo cierto.

1 coliflores:

{ Menlove Avenue } on: 18 de diciembre de 2011, 3:10 dijo...

Cierto, cierto, cierto.

Creo (según mi experiencia) que la intesidad surge de la capacidad de adaptación que tengas antes esos constantes cambios de sentimiento. Si no te adaptas, ese sentimiento no es más que algo temporal que se acaba disipando, como (casi) todo.

 
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