No sé qué decir, porque tengo miedo de mirarlo a los ojos y darme cuenta de que está ahí, escondido, o quizás no tan escondido como desearía.
Si te esfuerzas por conseguir lo que quieres, ganarás. O puede que pierdas, pero lo que nunca perderás será la oportunidad de triunfar, que tiene, al fin y al cabo, el mismo número de posibilidades que de fracaso.
Joder, siempre que escribo estas cosas, hay algo que me dice, por una parte: sigue, sigue, sigue contando tus historias. Y por otro lado, me siento estúpida y una total niña. Vamos a ver, ¿intentarlo? ¿El qué? Que no hay nada, que luchas por causas perdidas, que te encanta, del todo. Que tomas como ejemplo y comparación situaciones totalmente distintas, en tiempos distintos. Que, ¿qué sueñas?¿Qué empeño, o provecho, pones en soñar? No me entiendo. Es absurdo, del todo. Y lo sé, claro que lo sé. Entonces, no sé qué hago aquí, hablando de algo que no tiene salida porque no tiene entrada, perdiendo el tiempo divagando cuando tienes la sensación de que es un cuento, y que no será realidad nunca.
Ahora vendrán los de nunca digas nunca. Que sí, que sí, que ya me lo han dicho muchas veces. Pero ¿qué más da? No quiero volver a hablar de esto, porque no tiene sentido, es una pérdida de tiempo, y encima, tergiverso el puto presente.
Que yo creo que ya tenemos suficiente con al menos trescientas entradas. Dan para leer bastante.
0 coliflores:
Publicar un comentario