Jaque mate

Lo más triste de las despedidas es que da igual cuánto queramos retrasarlas, es el final no escrito de la vida. Y más vale aceptarlo, más vale hacerse a la idea desde el principio de la novela. Lo más triste de las despedidas es cuando decides llevar tú la iniciativa, cuando te das cuenta de que la nostalgia sólo pesa mientras la cargues sobre tu espalda.
Porque lo efímero es vivir de ilusiones, la ilusión de que esa cosa se va a volver a producir. Que no hay nada que te deje con ganas para siempre, y que solo te quede el recuerdo.

Fin. Mayo de 2012.

Roadhouse Blues

/ 1 de noviembre de 2011 /
Existen dos conclusiones.
La primera, que cuantas menos expectativas te haces de algo, mejor saben las sorpresas, y menos amargan las puñaladas. Esto quiere decir que, contra todo pronóstico, la de ayer fue una buena noche. Podría decir que no de las mejores, pero sin lugar a duda, entretenida, épica. Divertida, y de verdad.
La segunda es... ¿dicen la verdad, los borrachos? ¿O tonterías? Porque el problema radica en eso, en aprender a morderse más la lengua y callar lo que piensas. ¿Quién puede saber ahora las consecuencias? Aunque, desde luego, pareciste sincera. En fin: alguien se pasó hablando de más. Como de costumbre. 
¿Entonces? Ahora sólo queda confiar en la pésima memoria de la gente, que desde tiempos inmemoriales, es el último recurso y ayuda. 



Y ahora tan sólo let it roll, baby, roll. Let it roll, all night long.

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