Jaque mate

Lo más triste de las despedidas es que da igual cuánto queramos retrasarlas, es el final no escrito de la vida. Y más vale aceptarlo, más vale hacerse a la idea desde el principio de la novela. Lo más triste de las despedidas es cuando decides llevar tú la iniciativa, cuando te das cuenta de que la nostalgia sólo pesa mientras la cargues sobre tu espalda.
Porque lo efímero es vivir de ilusiones, la ilusión de que esa cosa se va a volver a producir. Que no hay nada que te deje con ganas para siempre, y que solo te quede el recuerdo.

Fin. Mayo de 2012.

Iris

/ 4 de octubre de 2011 /

Se lo que estás pensando. Que a qué juego, ¿verdad? Lo entiendo. En el fondo, no eres el primero, ni si quiera serás el último que lo piense. No. Pero es algo que no puedo cambiar.
Aunque hoy me ha encantado poder verte. Si yo lo sé, que me gustas mucho, pero me pierde la inseguridad. "¿Inseguridad de qué?". Pues inseguridad de todo, pequeño. Tengo miedo de meter la pata o de no saber deshacer los enredos, y de hacerme daño, o poder hacértelo a tí. La costumbre es la de pensarme en exceso las cosas y acabar desistiendo por desgana, o migraña, ¿entiendes? Ojalá no fuera así, perdóname, por favor.
Odio pensarlo... No me malinterpretes, es una larga historia, esto de los sentimientos lo llevo fatal... pero te necesito, y me gusta más aún que tú me necesites.
Sólo que en ocasiones se me pasa por la mente un nuevo tropezar, por lenta, por exigente, por orgullosa, por reaccionar al cabo del tiempo. Y eso... eso es, quizás, lo que más me frena. 


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