De esas veces que te acuerdas, por casualidad. De cómo bajar la barra de desplazamiento hasta llegar a su letra, sobresaltarte cuando oigas el zumbido del móvil o el ordenador. De cómo sonreír subiendo al máximo los pómulos y cómo reírte de lo más absurdo, o lo más enternecedor. Aquellas palabras, aquellos momentos, aquellas tardes. Aquellos días.
Y ahora la realidad es otra, es distinta, es lejana. Piensas, ¿ha cambiado todo tanto? ¿Cómo es posible? ¿Qué habría pasado? Y repites el mismo gesto, la misma pregunta, el mismo movimiento, la misma mirada de susto, la misma palabra: miedo. ¿Qué es eso, una lágrima?
Lo echas de menos. Sentirte así. Pero, ahora tienes una pequeña oportunidad de ser feliz, y seguir caminando. Así que no te detengas. Ya lo sabes... todo pasa por algo.
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