Dejas de quererle respecto a que dejas de amarle, pero no puedes olvidarle como persona. No puedes, o no es lo que te gustaría hacer, también. O sí, tal vez sí. Tal vez deseas arrancártelo y crear nuevas páginas en blanco, o empezar un nuevo calendario. Sí, es posible que sea hora de empezar uno nuevo.
¿Y el miedo? El miedo a perderlo, a perderlos, en plural. ¿Serías capaz? ¿Dejar atrás tanto? Pero, no atrás, sino borrado, eliminado, suprimido, irrestituible. Irrecuperable. ¿Por qué? Es lo más importante, el porqué. ¿Dónde está la razón por la que me tienta tanto esta opción? Espera, espera, hace unas semanas hacías alegoría de vuestra fantástica amistad y ahora de pronto no piensas más que en pasar página. Pasar página, ¿entiendes el concepto? ¿Es lo que deseas? Lo primero, deja de añadir "s" a los verbos, sabes que B no está incluido en esto. ¿Entonces...? ¿Por él? No seas absurda. ¿Por qué quieres hacerlo? En serio.
Lo sé, sé a qué te refieres. Descansar. Desconectar. Pensar en tí, ¿no? Ya veo. Te preocupas, te afecta, te importa. Ah. Escúchame, es el precio que tiene la auténtica amistad. O bueno, si no quieres llamarlo amistad, es el precio que tiene quererle. De la manera que sea. Es parte de tí, solo tienes que elegir si deseas que siga siendo así... o echarlo. Sí. Echarlo. Porque, no lo sé, la verdad, pero me parece que él no estaría muy de acuerdo con irse por su propio pie. Aunque, ya lo he dicho, no tengo ni la más remota idea.
No es lo que quieres, ¿a que no? En realidad, lo que quieres es...
...Que él también te quiera. |
The Beatles
Everybod's got something to hide, except me and my monkey
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