Jaque mate

Lo más triste de las despedidas es que da igual cuánto queramos retrasarlas, es el final no escrito de la vida. Y más vale aceptarlo, más vale hacerse a la idea desde el principio de la novela. Lo más triste de las despedidas es cuando decides llevar tú la iniciativa, cuando te das cuenta de que la nostalgia sólo pesa mientras la cargues sobre tu espalda.
Porque lo efímero es vivir de ilusiones, la ilusión de que esa cosa se va a volver a producir. Que no hay nada que te deje con ganas para siempre, y que solo te quede el recuerdo.

Fin. Mayo de 2012.

1973

/ 29 de agosto de 2011 /


Y aquí estamos, otra vez, de nuevo, como si el tiempo nunca se hubiera parado. Tan sólo dejaste de mirar las manecillas del reloj, pero los días seguían sucediéndose y no quisiste darte cuenta. Ocurre eso. 
El principio, el fin. ¿Dónde acaba y dónde empieza todo? Quizás fue antes, o después, y nunca es exacto, nunca del todo, siempre fue algo esquivo y negado reiteradamente. ¿Por qué? Por qué. Por qué.
Pero sabes qué, no es cuestión de elegir esto o aquello, sino de elegir tú, o otra persona. La misma decisión, tomada por el otro, o por tí mismo, y el resultado es distinto. Y no siempre está todo claro desde el principio, ni se aclara nunca. Por muchas veces que le des vueltas a lo mismo, no importa. Supongo que... lo que quizás no estuvo decidido en su momento, bajo ninguna circunstancia, no tiene porqué estarlo ahora. Aunque no saber la razón es quizás lo más frustrante de todo.





Por una vez sé con total seguridad que no sé nada
Pero nada, de nada.

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