Jaque mate

Lo más triste de las despedidas es que da igual cuánto queramos retrasarlas, es el final no escrito de la vida. Y más vale aceptarlo, más vale hacerse a la idea desde el principio de la novela. Lo más triste de las despedidas es cuando decides llevar tú la iniciativa, cuando te das cuenta de que la nostalgia sólo pesa mientras la cargues sobre tu espalda.
Porque lo efímero es vivir de ilusiones, la ilusión de que esa cosa se va a volver a producir. Que no hay nada que te deje con ganas para siempre, y que solo te quede el recuerdo.

Fin. Mayo de 2012.

Spread your wings

/ 23 de julio de 2011 /

Un tren avanza , espléndido y veloz, hacia su destino. Corta los campos como una flecha. Pasa por las montañas. Traspasa los ríos. Cruza las ciudades, se desliza como una serpiente mecánica, sin obstáculos. Su forma, su color, su velocidad: todo a la perfección.
Dentro del convoy tiene lugar el desarrollo de un drama: el drama de la humanidad. Gente de toda raza. Gente que conversa y gente que calla. Gente que trabaja y gente que dormita. Gente que contempla el paisaje. Gente que negocia, preocupada. Gente que nace y gente que muere. Gente que ama y gente que odia secretamente, Gente que hasta discute la dirección del tren: ¡el convoy tomó la dirección equivocada! Gente que cree haberse confundido de tren. Gente que protesta, incluso contra el tren mismo: "¡No debiera haberse construido ningún tren, puesto que...!". Gente que proyecta trenes mas rápidos. Gente que acepta el tren agradecida, disfrutando y celebrando sus ventajas. Gente que no se hace problema: sabe que llegara con seguridad a su destino. ¿Por qué preocuparse? Gente que corre nerviosa, hacia los vagones de cabeza: ¡Quisiera llegar más aprisa! Gente contradictoria, que va en dirección opuesta a la del convoy, caminando absurdamente hacia el vagón de cola: ¡quisiera huir del tren!

Y el tren sigue corriendo, impasible, hacia su prefijado destino. Transporta pacientemente a todos, sin distinguir entre el amargado y el comprometido. Ni deja tampoco de transportar gentilmente a sus contradictores. A nadie se niega. Y a todos ofrece la oportunidad de realizar un viaje esplendido y feliz, así como la garantía de llegar a la ciudad del sol y del descanso .
El viaje es gratis para todos. Nadie puede salir ni evadirse. Se vive dentro del tren. Y ahí es donde se ejercita la libertad: se puede ir hacia delante o hacia atrás: cabe modificar los vagones o dejarlos intactos: se puede disfrutar del paisaje o aburrirse con los vecinos: es posible aceptar gustosamente el tren o rechazarlo con acritud. Mas no por eso deja el convoy de correr hacia su infatigable destino ni de cargar cortés y gentilmente con todos."



Éste fragmento tiene un significado especial para mí, la verdad. Lo ví por primera vez hace unos seis meses casi, a principios de Febrero, durante la primera reunión de Confirmación. La profesora repartió un folio con una lectura, que era ésta, y la guardé por casualidad en la mochila. Al día siguiente la encontré, y releyéndola, decidí quedármela y ponerla en el corcho de mi cuarto. No ha habido semana del curso que no lo haya vuelto a leer y a sonreír como lo hice la primera vez.


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