Jaque mate

Lo más triste de las despedidas es que da igual cuánto queramos retrasarlas, es el final no escrito de la vida. Y más vale aceptarlo, más vale hacerse a la idea desde el principio de la novela. Lo más triste de las despedidas es cuando decides llevar tú la iniciativa, cuando te das cuenta de que la nostalgia sólo pesa mientras la cargues sobre tu espalda.
Porque lo efímero es vivir de ilusiones, la ilusión de que esa cosa se va a volver a producir. Que no hay nada que te deje con ganas para siempre, y que solo te quede el recuerdo.

Fin. Mayo de 2012.

Crazy

/ 5 de julio de 2011 /
Robbie dijo una vez, "cuando llegas a donde quieres ir y sabes las cosas que quieres saber, sonríes. Cuando dices las cosas que quieres decir y sabes la forma en la que quieres jugar, estarás tan feliz que volarás" Sonará todo lo cursi que quieras, quizás porque estoy transcribiendo una canción del inglés, y como bien sabéis, pierden toda su gracia y/o belleza inicial. Pero en el fondo he aquí mi amigo tiene toda la razón. Hay un instante de esos en los que sonríes de verdad. Normalmente siempre he preferido las risas a las sonrisas por su espontaneidad, la naturalidad con la que surgen, ese arrebato desgarrador de energía que te recorre la espina dorsal y te hace descansar los músculos, relajarse, respirar, vivir. Pero a veces... a veces algunas sonrisas son auténticas, también nacen de dentro. Esas sonrisas que no puedes ocultar. La que te hace sentir guapa, la que es el mejor maquillaje, el mejor bolso, el mejor vestido. Algunas sonrisas son pequeñas risas simplificadas en un subir de mejillas y apretar de labios. Pues bien, hay momentos especiales en los que nacen esas sonrisas. Y nace la ternura, y la fuerza, y la despreocupación y una sensación extraña que nada mejor que resumirla en "Carpe diem", vive el momento. Es curioso, porque cuando sonreímos así, no nos preocupamos para nada en lo que podría pasar en un futuro, en los agobios o los miedos que nos acechan. Simplemente lo vivimos y ya está.
¿No te cansas de que sea siempre lo mismo? Todos los días, uno tras otro, detrás del 140 va el 141, y luego el 142, y así constantemente, nunca irá un diecisiete o un ochenta y cuatro. Las mismas putas rutinas, los mismos miedos, las mismas discusiones, alegrías, causas por las que te alegras y razones por las que odias y amas. ¿No te sobrecarga? ¿No te gustaría mandarlo todo a la mierda y vivir un día distinto por una vez? Que cambiara algo, para bien, que por una vez fuera para bien. Que te hiciera saltar y saltar y saltar y no pararas. Ah sí, que dijeras "Valió la pena".
I need a fix, 'cause i'm go down...




Esto es taaaan asquerosamente rutinario que empieza a superar el asqueamiento inicial para pasar a convertirse en el más puro tedio. Y definitivamente, necesito un cambio. Inmediato.

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