Brindemos por aquellos días felices.
Te echo de menos.
Por ti yo daría medio mundo, tres cuartos, qué coño, más. Lo daría entero. Porque te recuerdo cada uno de los días en mi memoria. Contigo, no me dan ganas de llorar sin ganas de sonreír. Porque tú, sólo tú, y aunque no tenga muy claro si existe Dios, eres mi ángel de la guarda.
No hay ni un día, yayo, ni uno sólo, en el que no te dedique al menos dos minutos de mi sueño. A tí te quiero. Y siempre, y digo siempre, te querré.
0 coliflores:
Publicar un comentario