Desequilibrarse, herirse, incluso hacer de un par de palabras el peor de los castigos. ¿Alguna vez sentiste el placer de la derrota? Es un sentimiento extraño, poco familiar, incluso agónico y esque quien lo experimenta, aquel privilegiado que hace de su ego un exquisito agujero sabe que no existe mejor experiencia; nada tiene importancia, que más dan putas o proxenetas, chulos o busconas si el capricho de un error se reduce a un letargo silencioso, una triste siesta quizás.
Y esque resulta complicado comprender que aprovechar significa vivir, que levantarse nos hace sentir, y que dejar de hacerlo significa morir.
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