La primera: No existió. La segunda: No tuvo relevancia.
Ahora y si te apetece, le das el significado que quieras. Esa es la gracia de las putas palabras, que ya estamos acostumbrados a que, ponga lo que ponga, uno interpretará lo que le de la gana. Subjetividad.
Mátalo ahora que puedes. Hazle zas, puñalada en la espalda, y luego ríete en su cara. Es más fácil de lo que piensas.
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