Jaque mate

Lo más triste de las despedidas es que da igual cuánto queramos retrasarlas, es el final no escrito de la vida. Y más vale aceptarlo, más vale hacerse a la idea desde el principio de la novela. Lo más triste de las despedidas es cuando decides llevar tú la iniciativa, cuando te das cuenta de que la nostalgia sólo pesa mientras la cargues sobre tu espalda.
Porque lo efímero es vivir de ilusiones, la ilusión de que esa cosa se va a volver a producir. Que no hay nada que te deje con ganas para siempre, y que solo te quede el recuerdo.

Fin. Mayo de 2012.

Creep

/ 12 de abril de 2011 /
Si pudieras, ¿echarías a correr? ¿Probarías a ir detrás, por la vía, llamar a la puerta, insistir un par de veces, golpear, rogar...? ¿Arriesgarías a perder el siguiente? O quizás no lo pierdes, o mejor, no te importa. Sin embargo, ves cómo el humo de ése, del que todavía tienes el ticket en el bolsillo, se va alejando, y cada vez más lejos. Y piensas, ¿por qué no?
Por qué no. Por si no se abre la puerta, lógico. ¿Para qué correr, entonces? Es absurdo. Pero, ¿no es más absurdo meter la mano en el bolsillo y saber que todavía tienes las moneditas que te dio esa chica de la ventanilla? ¿No es más absurda esa guía de sitios por los que te iba a llevar el tren? ¿No es más absurda la reserva del hotel, con quién ibas a ir, ese carrete y ésa cámara, guardados en la bolsa? 
Y las sigues guardando. Aunque digas y jures y perjures que vas a coger el siguiente, exacto. Siguiente. 
Sí.
Pero no sueltas el billete.



Hacía siglos que no la escuchaba. La adoro, muchísimo.

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