Jaque mate

Lo más triste de las despedidas es que da igual cuánto queramos retrasarlas, es el final no escrito de la vida. Y más vale aceptarlo, más vale hacerse a la idea desde el principio de la novela. Lo más triste de las despedidas es cuando decides llevar tú la iniciativa, cuando te das cuenta de que la nostalgia sólo pesa mientras la cargues sobre tu espalda.
Porque lo efímero es vivir de ilusiones, la ilusión de que esa cosa se va a volver a producir. Que no hay nada que te deje con ganas para siempre, y que solo te quede el recuerdo.

Fin. Mayo de 2012.

cansada

/ 9 de febrero de 2011 /
Es la enésima vez que lo digo en lo que llevo de semana, lo sé, argh, claro que lo sé. Estoy cansada, estoy al límite. No sé qué me ocurre, yo antes era fuerte, yo sabía llevar estas situaciones con la cabeza bien alta, serenidad y orgullo. Serenidad y orgullo, base de toda superación. Y sin embargo, aquí estoy. Confusa, pasional, emocionalmente inestable, sin saber muy bien ni hacia dónde voy ni de dónde vengo. Todo ensortijado, enmarañado, mezclado, extraño, distinto, y a la vez dejándome un regusto amargo y nostálgico que no estoy dispuesta a paladear.
Dolor. Sí, supongo que esto es realmente el dolor. Increíble, estoy sufriendo por esto. Quién me lo diría. Ningún sarcasmo es comparable en estos instantes a mi sonrisa, no, lo cierto es que no.
¿Y qué puedo hacer? Esperar... o dar un ultimátum : que se acabe todo, descansar. Sí, al principio sería duro, otra vez la misma historia de siempre, pero, ah, adiós al fin y al cabo.
Necesito reflexionar, saber qué poder hacer, entender qué quiero, qué temo, qué deseo. Y qué desea él.

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